Poca cosa se puede hacer si no tienes cosas en común con tu cita en 'First Dates'. Celia no coincidió con Jair en aficiones, pero lo que le echó más para atrás fue que su opinión política dependiera de su madre.
Madre sabe más
Celia tiene 24 años, ha vivido en Murcia y Andalucía pero ahora está en Madrid y ni estudia ni trabaja. Considera que tiene un carácter fuerte y no puede evitar que se le refleje todo en la cara. Vino buscando algo más tranquilo, ya que su última relación terminó jugando un poco con ella.
Jair también es madrileño, tiene 30 años y trabaja como dependiente. Se define como "un chico muy normal". Le llamó la atención el look roquero de Celia, aunque no es el prototipo de chica que le suele gustar. A ella tampoco le terminó de cuadrar, porque no le gustaban con barba y le pareció un poco bajo.
Celia le contó que se mudó allí para estudiar una carrera que luego abandonó y después se metió en una FP que también terminó dejando. A ella no le convenció que los hobbies de Jair fueran tomar una cerveza con sus amigos, pasear con su perra y jugar a la play.
También le saltaron las alarmas cuando le dijo que le apasionaba el fútbol, la perdió por completo cuando empezó a hablarle de sus películas favoritas de 'Spiderman' y 'Star Wars' y la remató al decirle que odiaba los musicales.
Ella le habló de que se había aficionado al crochet y él asintió: "Creo que también lo hace mi madre". Se aventuró a preguntarle por religión y política y Jair lo tuvo claro: "Mi religión es el Atleti". En cuanto a ideología, explicó que en su casa eran más de izquierdas: "Mi opinión política es lo que diga mi mamá".
Lo que terminó de convencer a Celia de hacerle la cruz fue cuando le preguntó por su sexualidad: "Lo aprendí en el trabajo, soy hombre heterocisbásico". Si bien él sí que quería una segunda cita, ella se negó y le rechazó educadamente diciendo que buscaba a alguien más activo.
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