Pensar en un actor que esté ligado a cintas distópicas en donde el futuro depende de las máquinas, es hacer que el nombre de Arnold Schwarzenegger se nos venga a la mente, y no es para menos, ya que sus películas son una total referencia de la ciencia ficción de los años noventa, y la cinta 'El vengador del futuro' no deja a nadie indiferente, mucho menos al saber que algunas de las escenas fueron grabadas en una plaza pública de México.
Basada libremente en el relato corto de Philip K. Dick, "We Can Remember It for You Wholesale", la película combina elementos de acción, thriller psicológico y cuestionamientos filosóficos sobre la realidad y la identidad.
La historia sigue a Douglas Quaid (Arnold Schwarzenegger), un trabajador de la construcción que lleva una vida aparentemente normal, pero sueña recurrentemente con Marte. Motivado por su obsesión, decide visitar Rekall, una empresa especializada en implantar recuerdos falsos. Quaid opta por un paquete que le permite experimentar ser un agente secreto en Marte. Sin embargo, durante el procedimiento, algo sale mal, y pronto descubre que su vida podría no ser lo que parece.
Como lo comentamos, en la época de los años noventa era muy popular el grabar películas en los estudios Churubusco de la Ciudad de México debido a los bajos costos de producción y la mano de obra de la época, tanto, que incluso para 'Titanic' de James Cameron grabó algunas escenas en estos emblemáticos estudios.
En la cinta, uno de los principales protagonistas es, definitivamente, la arquitectura futurista que nos da la sensación de ver a una sociedad en un futuro distópico viviendo en casas con ventanas que, en realidad son pantallas que simulan un exterior.
La película, que refleja la bulliciosa y sobrepoblada sociedad de la futura sociedad, deja ver el espacio público como un área funcional de desplazamiento y no de convivencia, en donde los pobladores sólo se transportan a su lugar de trabajo desde su casa y viceversa, para ello, no pudo haber mejor escenario que las escaleras de la estación del metro Inusrgentes de la Ciudad de México, que ahora son automatizadas, pero que, en aquel entonces no lo eran, lo que hacía que en la cinta se viera más bullicio en pantalla.
Pero no sólo el interior es protagonista: el exterior de la estación también lo es, gracias al estilo brutalista de la glorieta de la estación Insurgentes en su forma circular, que la convierte en un punto de encuentro importante de la ciudad, y que ahora se ha convertido en un patrimonio artístico gracias al arte de inspiración prehispánica que adorna parte de su periferia.
En una de las escenas de persecución de la película, podemos ver otro ángulo de la glorieta, en donde ahora se ubica la Torre Glorieta Insurgentes, uno de los edificios más sustentables del país, y que ha renovado sus locales comerciales, mismos que aparecieron en la película.
No cabe duda de que el contraste de los escenarios en México hacen de este país uno de los destinos favoritos de los directores para grabar sus cintas, y como ejemplo esta película que se aleja del estereotipo tradicional de los pueblos de México para apostar por una visión más futurista.
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