El pasado jueves, día 19, a las 13.00 horas, en el Palacio de Perales (calle Magdalena, 10, de Madrid), sede de la Filmoteca Española, tuvo lugar la inauguración de una exposición de prolífico ilustrador, dibujante y pintor Macario Gómez (Mac). La muestra recoge unos 75 carteles, diez de ellos originales, press-books, alrededor de 30 programas de mano, estampaciones y clichés. Todo un recorrido por la historia del cine, entre los años cincuenta y ochenta, a través de la obra de Mac.
Algunos ejemplos de estos carteles se pueden ver en la imagen de la izquierda: arriba, a la izquierda el cartel de 'El verdugo', de Luis García Berlanga; a la derecha, 'El cochecito', de Marco Ferreri. Abajo, la lámina de 'Pánico en la escena', de Alfred Hitchcock, y 'Primera Plana', de Billy Wilder.
La exposición sigue la aparición del libro 'Mac Cartel', que se presentó el día 2 de octubre en el Cine Verdi Park de Barcelona, con la presencia del cartelista y del escritor Paco Baena. El dibujante y pintor de Reus, Macario Gómez repitió durante 33 años el mismo ritual. Tomaba un vuelo Barcelona-Madrid y se presentaba en la sede de una productora o una distribuidora en la capital. Allí recogía fotografías y el argumento de la película a promocionar mediante carteles y, si la cinta lo merecía, asistía a una proyección. "El cartel era el todo. Según fuese, la gente entraba al cine o no", cuenta Gómez, de 80 años, en entrevista telefónica desde su casa en Olesa de Montserrat, a 40 kilómetros de Barcelona. Así hasta que en 1988 Mac, que es como firmaba, abandonó los bártulos. Por edad y por falta de clientela con el auge de la fotografía y el vídeo.
Según nos dice el mismo Mac, en sus comienzos encontraba rutinario el diseño de los carteles, y quería darles un tratamiento más artístico, propio de la pintura. Macario es admirador de los grandes pintores, en especial de Fortuny y de Velázquez. Él, a su vez, también es pintor y, según sus propias palabras, el cartel es una pintura artística. Además considera que es importante reflejar el espíritu de la película, por lo que no le bastaba con copiar unas fotos de los protagonistas y, siempre que le era posible, no acometía su diseño hasta después de haber visto la película. Cuidaba, además del dibujo, de la composición e incluso de la disposición, forma y color de la grafía, ya que pensaba y piensa que esta forma un todo con el cartel.
Puesto que desempeñó su labor a lo largo de más de treinta años (su primer cartel firmado fue Nagana, en 1955, y el último, El placer de matar, realizado en 1988), a causa de la variación de las tendencias cartelísticas y, por supuesto, de su evolución personal, hay en su diseños una gran variedad de estilos. Así se puede observar un marcado cambio; en su primeras obras ofrecía un diseño más sencillo que luego, con el paso del tiempo, se va haciendo más abigarrado y barroco, y presenta un mayor abanico cromático.
También se puede observar como muchas veces, en una misma época, los diseños guardan entre sí una similitud. Por ejemplo en 1962 nos encontramos con carteles como Hatari, El montacargas o Panorama desde el puente con un diseño que utiliza la fotografía en blanco y negro combinada con el dibujo en color, o bien, en 1964, en las películas La cesta, Miguelín y Tom Jones presentan un diseño similar, formado por un dibujo central y, a su alrededor, las figuras en blanco y negro de los protagonistas.
Queremos destacar que Mac ha tocado todos los géneros cinematográficos: la comedia, el western, el de terror, el de aventuras, etc. A lo largo de la exposición se ha querido poner esto de manifiesto, por lo que están presentes todos ellos.
Entre sus carteles podemos encontrar retratos de muchos de los actores y actrices más famosos de la historia del cine, tanto españoles como extranjeros (buena parte de ellos se convirtieron en sus admiradores). Como se puede ver, algunos de estos son auténticas obras de arte.
Como nos dice el propio Macario Gómez, él intentaba no repetir; quería que cada obra fuese distinta y tuviera su propia identidad. En algunas ocasiones existen carteles diferentes para una misma película, debido a que a veces realizaba varios diseños a la vez (tal es el caso, por ejemplo, de Un infierno en la ciudad, para cuyo estreno realizó dos carteles). Hay otras ocasiones en que el diseño corresponde a momentos distintos, ya que provienen de dos encargos diferentes, uno de ellos en la fecha del estreno y el otro posterior, con motivo de la reposición de la película. En este caso puede haber variaciones conceptuales: los derechos de la película se pueden haber vendido, con lo que el cliente es una distribuidora diferente de la inicial, o al haber pasado mucho tiempo han variado las condiciones o el entorno. Por ejemplo, entre los dos carteles de La jauría humana habían pasado diez años. En el primero, Marlon Brando aparece de frente, y en el segundo, de perfil (esto mismo ocurre con El rostro impenetrable). Es de suponer que esto se debe al carisma que cobró este perfil después su utilización en el cartel de la película El padrino, que se estrenó en ese intervalo.
En ocasiones tampoco podía expresarse libremente por causa de la censura. Así, un cartel en el que dibujó a Brigitte Bardot con un escote que los censores consideraron excesivo se lo devolvieron tachado con lápiz de plomo, por lo que tuvo que repetirlo poniéndole un escote menor (sustituyó el inicial, de pico, por otro cuadrado), pero se negó a firmarlo. Otro ejemplo lo tenemos en el caso de Operación: Londres llama a Polo Norte: había colocado a los pies del águila una cruz gamada que, a instancias de la censura, se vio obligado a sustituir por una cruz de hierro.
Estos últimos párrafos están extraídos del catálogo y pertenecen a Elena Cervera.
Firmado Mac. Carteles de cine de Macario Gómez. Filmoteca Española. Magdalena, 10. Madrid. De lunes a sábado, de 10.00 a 14.00 y de 17.00 a 20.00. Hasta el 31 de diciembre.
La programación de octubre del cine Doré se puede consultar aquí.
Vía: Ministerio de Cultura, El País