Poco a poco vamos descubriendo los resultados del histórico acuerdo entre Netflix y Marvel para que la primera llevase a la pequeña pantalla las aventuras de varios superhéroes de la segunda. Hasta ahora ya hemos catado las excelentes dos primeras temporadas de ‘Daredevil’ y también la estupenda primera tanda de episodios de ‘Jessica Jones’, siendo el próximo 30 de septiembre la fecha elegida para el estreno mundial de ‘Luke Cage’.
En ¡Vaya Tele! hemos tenido la oportunidad de ver los siete primeros episodios de la serie en la que Mike Colter vuelve a meterse en la piel de Luke Cage, al que ya conocimos en ‘Jessica Jones’. Seguro que muchos estarían esperando una secuela más o menos directa de lo visto allí, pero lo cierto es que Cheo Hodari Coker, showrunner de la serie, ha optado por ofrecer su propia historia a Cage, situándolo además en unos ambientes distintos sobre los que definir su propia personalidad.
La música es esencial en ‘Luke Cage’
Tras los eventos de ‘Jessica Jones’, Luke Cage sólo busca llevar una vida apacible como una persona normal en Harlem, algo perfectamente comprensible y que la serie desarrolla con calma para que, de forma paralela, conozcamos la zona en la que vive, muy diferente a lo visto hasta ahora en las series de Marvel de Netflix.
Está claro que los propios habitantes y tanto sus actitudes como problemas ya transmiten una serie de vibraciones diferentes, pero el primer detalle absolutamente esencial en lo que pudimos ver en los siete episodios de ‘Luke Cage’ es su banda sonora, donde se percibe no ya sólo una intencionalidad más clara y directa, sino que hasta según la situación puede llegar a cambiar de forma radical, desde la elegancia del club regentado por Cottonmouth hasta el aire urbano setentero y con un toquecito macarra -unque esperaba algo más marcado en este punto- de la vida callejera. Dos realidades contrapuestas que dan forma a la serie.
Esa dualidad juega normalmente a favor de ‘Luke Cage’, consiguiendo matizar de forma impecable las sensaciones que se busca transmitir, pero también hubo varios momentos en los que resultaba raro, casi hasta fuera de lugar. No sé si eso se habrá mantenido –tiempo tienen de hacer todos los pequeños retoques que quieran hasta que llegue su estreno-, pero es un pequeño peaje que acaba pagando por ser la adaptación de un superhéroe de Marvel –y aquí también incluyo las películas- con una mayor personalidad en este apartado.
De hecho, ese punto también casa muy bien con la propia actitud del héroe interpretado por Colter, quien mantiene la carismática presencia exhibida en ‘Jessica Jones’ y añade un trasfondo aún mayor a sus motivaciones, incluyendo un episodio para contarnos si historia de origen que, eso sí, está muy bien integrado en lo que sucede en la actualidad. A decir verdad, tampoco tenían mucho más que poder ofrecer en ese momento.
Su posición en el universo Marvel de Netflix
Ahí es cierto que suena todo un poco rocambolesco para intentar mantener su historia original de los cómics en la medida de lo posible, pero funciona muy bien como catalizador definitivo para que Cage abrace su lado más heroico. En este punto no esperéis batallas al estilo de ‘Daredevil’, ya que aquí todo tiene un toque físico más directo debido a su enorme fuerza. El asombro llega en todo caso por lo que puede hacer que por el impacto que pueda tener una escena concreta.
En lo puramente argumental, ‘Luke Cage’ asienta sus pies todo lo posible en la realidad, adoptando una estructura que se asemeja mucho a las historias en las que algún rebelde -o incluso un policía- emprende una cruzada personal contra un gánster. En ese punto, y también en la construcción de algunos personajes y diálogos, se asienta quizá más de la cuenta en el arquetipo, pero eso no es algo que nos pillé por sorpresa, resultando además todo bastante funcional.
A lo que sí afecta un poco es a la entidad del villano, ya que Cottonmouth es un manipulador bastante interesante, pero a la hora de la verdad no resulta, ni mucho menos, tan fascinante como Wilson Fisk o Kilgrave. Es cierto que su personalidad tampoco se aleja tanto de la de Fisk -aunque aquí sí que está claro que piensa en su propio beneficio de forma exclusiva-, pero ahí la oposición entre héroe y villano resultaba apasionante, sin olvidarme tampoco del extraordinario trabajo de Vincent D’Onofrio.
Aquí Mahershala Ali cumple con mucha holgura -sobre todo cuando ha de demostrar que se siente feliz ante las soluciones que le ofrecen-, pero sin llegar a esos niveles. Es cierto que tampoco usan una presencia poderosa que diera una terrorífica capa al personaje o algún rasgo distintivo que impusiera un respeto especial -aquí pienso por ejemplo en el villano de una reciente y notable película de terror-. Es diferente y quizá sea injusto caer en esas comparaciones, pero también es inevitable.
Diferenciándose de ‘Daredevil’
Además, la comparación con el propio Fisk resulta aún más inevitable cuando utilizas a un compinche en una línea similar a la que hubo en la primera temporada de ‘Daredevil’ y encima te resistes a explorar lo que da verdadera entidad a un Shades bastante atractivo y que me huelo que aún está por ofrecer lo mejor de sí mismo en próximos episodios.
Bueno, eso es algo que espero en no pocos puntos, porque uno de sus puntos fuertes es que es cierto que se toma todo con calma -bastante más que en ‘Daredevil’ o ‘Jessica Jones’, y mejor no hablemos de la comparación con ciertas películas que van tan aceleradas que acaban cargándose incluso la más épica de las historias-, pero también que en todo momento da la sensación de ir poco a poco a más en todos los aspectos.
Eso sí, ‘Luke Cage’ cuenta con un gran as en la manga con Mariah Dillard -impecable Alfre Woodard mostrando su ambicioso arribismo-, la prima de Cottonmouth y que no duda de sacar todo el provecho posible como política de las malas artes de él. La propia relación que hay entre ellos es de lo más sugerente y abre camino a otro tipo de rivalidad con Cage para ampliar el rango de acción de la serie, y es que si en ambientación la expansión ya es evidente, aquí hay que fijarse en ciertos detalles para ver que estamos ante una serie con los pies mucho más en el suelo.
Ya he comentado las similitudes con la primera temporada de ‘Daredevil’, que llega incluso hasta el punto de dedicar un gran flashback para el origen tanto del héroe como del villano, pero en ‘Luke Cage’ hay un elemento distintivo tan evidente que quizá algunos ni le hayan dado una gran importancia: es un superhéroe negro, siendo el primer acercamiento de gran entidad a un personajes de estas características y abrazando totalmente muchos elementos culturales y problemas sociales propios de la sociedad afroamericana.
’Luke Cage’, un superhéroe diferente
Este último punto quizá no le resulte demasiado atractivo a algunos espectadores, pero puedo deciros que es algo que hace con tanta decisión como cuidado a la hora de abordarlo de una forma sencilla y que nunca se coma el arco principal. Bien podríamos decir que es un barniz necesario para que esas pequeñas debilidades que he comentado lo sean menos y también para diferenciarse tanto de otras historias de superhéroes en general como de la primera temporada de ‘Daredevil’ en particular.
Además, ese toque distintivo es algo que también se aprovecha para que el uso de sus poderes sea algo con verdadera fuerza, pues su empeño de llevar una vida real permite que ‘Luke Cage’ explore la posibilidad de que no hacen falta para ser un verdadero héroe, aunque sí un símbolo de la justicia -y uno intachable que simplemente quiere hacer las cosas bien-. Esto último al final es lo que realmente aterra a los villanos, por lo que ya veremos hasta qué punto es algo que juega un papel esencial en la serie.
Hay más detalles en los que me gustaría entrar, pero no termino de saber cómo hacerlo sin entrar en el siempre peligroso terreno de los spoilers, algo que no tiene demasiado sentido faltando aún varias semanas para su estreno, por lo que voy a dejarlo aquí. En términos generales, es lo que digo en el titular, una notable expansión del universo de Marvel y seguramente la más sólida de las tres series de Netflix hasta ahora -quizá nunca brille tanto, pero tampoco llega a haber nunca auténticos bajones de interés-, pero también, aunque por poca diferencia, la que menos he disfrutado hasta ahora.
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