Tengo bastante claro que uno de los rasgos habituales de las obras de Ryan Murphy es la anarquía, lo que se traduce en que en infinidad de ocasiones incurre en soluciones argumentales que muchos calificaríamos un jump the shark en cualquier otra serie. Ese caos ordenado también tiene sus cosas buenas, más en grandes momentos para algunos de sus personajes que en episodios que uno pueda calificar como redondos, pero el castillo de naipes que es ‘Glee’ se viene abajo de forma estrepitosa prácticamente siempre que la serie opta por las sobrecargas dramáticas.
Muchos seguidores de la serie se cansaron de ella con el exceso de protagonista de Kurt –un gran personaje cuando se sabe utilizarlo y eso suele ser siempre con fines cómicos- como víctima de bullying por su homsexualidad durante la segunda temporada. La serie había dado un giro de 180 grados para calmar las ansias de su creador por la crítica buenrollista. Esto encontraría nuevos ejemplos posteriormente como la trama de maltrato a la mujer protagonizada por Beiste en la tercera temporada, dejando casi siempre una sensación de estar tan forzado que sus buenas intenciones se convierten en un grave problema para la serie. Sin embargo, lo que ‘Glee’ ha hecho en ‘Shooting Star’ sólo puede calificarse como una completa estafa.
La polémica por la polémica
Mucho se habló antes de la emisión de ‘Shooting Star’ de la presencia de una trama centrada en que alguien llevaba una pistola al instituto, causando un pánico generalizado cuando ésta es disparada. No sé si será sólo cosa mía, pero sabiendo de antemano ese dato y teniendo en cuenta el arranque del episodio, todo apuntaba a que iban a matar al personaje de Brittany, con razón uno de los más queridos por los fans de la serie. Hasta el plano de lo que resultaba ser un telescopio inducía a pensar en una bala dirigiéndose hacia ella, cosa que sólo podía ir a más con la insistencia de Sam por ir en su busca.
Una sobrecarga dramática de tal calibre sería especialmente chocante en una serie como ‘Glee’, pero la serie ha llegado a tal punto en el que sólo sería realmente ir un pasito más allá de lo mostrado hasta ahora. El problema es que todo acaba deviniendo en una tomadura de pelo sin efectos reales en la serie. Es cierto que ha provocado el despido de la antaño adorada Sue Sylvester, pero Jane Lynch podría seguir perfectamente en la serie si quisiera –se ha especulado mucho sobre su posible salida de ‘Glee’-, por lo que todo ha quedado reducido a un episodio incómodo por las razones equivocadas.
Engañando al espectador
Hemos visto en infinidad de ocasiones cómo se abre una trama en una serie de televisión que luego no acaba teniendo más importancia que la de rellenar episodios o simplemente acaba siendo descartada cuando queda claro que no está interesando lo más mínimo al espectador. Unas veces se acierta y otras se falla, pero la cosa se complica más cuando ha sido una trama creada desde el principio para manipular al espectador en una dirección –temer por la vida de alguno de los protagonistas, en especial de los que no estaban reunidos en la reunión del coro- para luego revelar que todo había sido un órdago apoyado en la nada.
Dos disparos, pánico generalizado y todo el mundo aferrándose a la vida e intentando salvaguardar la de sus seres queridos en la medida de lo posible –Sam haciendo lo imposible por ir a por Brittany, Marley avisando a su madre, etc.-. ¿Quién no reaccionaría así? El tono también se alteró de forma radical durante poco más de diez minutos en los que la sensación dominante no era realmente de temor, sino, teniendo en cuenta los antecedentes, de a saber por dónde nos iban a salir con una solución argumental que no pegaba lo más mínimo en una serie como ‘Glee’. ¿Personajes salidos de la nada que están junto a Brittany? Olían a víctimas potenciales, pero claro, para eso tendría que haber pasado realmente algo.
Apuntes finales
El uso de la polémica de baratillo le sirvió a ‘Glee’ para mejorar notablemente en las demos y también para convertirse en la comidilla de los medios durante un tiempo. ¿Una táctica para intentar reconducir la situación en una temporada en la que había marcado mínimo histórico de audiencia con unos datos por debajo del 50% de los que marcaba regularmente en su etapa de mayor esplendor? Este próximo 18 de abril veremos si fue realmente un acierto o si el tiro acaba saliéndoles por la culata.
Por mi parte, no tengo nada en contra de la bipolaridad de la serie y tampoco sobre la apertura de tramas inservibles o de los excesos dramáticos ocasionales para abordar un tema peliagudo de mayor o menor actualidad —la serie es así y lo tomas o lo dejas—, pero el rastrero uso que ha dado de los tiroteos en institutos americanos no sólo ha estado fuera de lugar, sino que encima ha roto el agradable equilibrio que había conseguido la serie entre diversión alocada y drama coming of age con giros de guión tramposos pero efectivos –el falso embarazo de Rachel-. Así no, ‘Glee’.
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