Hay series de las que no suelen levantar pasiones exacerbadas, ni acaparar titulares todas las semanas ni lanzar grandes campañas promocionales al principio de cada temporada que, sin embargo, van construyendo un cómodo colchón de seguidores fieles que las van siguiendo por toda parrilla y que les permiten crecer poco a poco, y a la chita callando, hasta convertirse en éxitos moderados, pero seguros, para sus cadenas.
Esas series, muchas veces, no pasan de ser otra más del montón si se les otorga un vistazo superficial, pero poseen la curiosa capacidad de engancharte en cuanto les concedes un par de oportunidades. Bones es una de ellas. Las reposiciones de La Sexta se convirtieron este verano en un oasis de diversión y, como quien no quiere la cosa, los cerebritos del Jeffersonian me han ganado para su causa. ¿Y qué tienen para que terminen enganchando?
1.- Su sentido del humor: Una de las virtudes más interesantes de Bones es que nunca se toma a sí misma demasiado en serio. Y hace gala de un humor bastante retorcido en lo que concierne a los cadáveres, que deben ser de lo más asqueroso que puede verse ahora mismo en la televisión.
2.- Secundarios con personalidad: Aunque son Temperance Brennan y Seely Booth los que concentran casi toda la atención en la serie, ésta cuenta con unos secundarios que no son meros comparsas de la pareja protagonista. Mi favorito, de todos modos, es la fiscal Caroline Julian, capaz de poner en su sitio a todos los cerebritos con sólo alzar una ceja, y la que tiene siempre las mejores salidas. Lástima que la veamos con cuentagotas.
3.- Una evolución notable: Algo bastante peculiar de la serie es que ha ido evolucionando lentamente desde unos primeros episodios más centrados en las investigaciones de los asesinatos, y más serios, a unos últimos con alguna trama serializada para toda la temporada y en los que se pone más el acento en las relaciones de todos los personajes. El humor ha ido potenciándose cada vez más, hasta el punto de que algunos capítulos pueden ser más divertidos que los de algunas sitcoms.
4.- Pequeñas excentricidades: Bones, en realidad, está más impulsada por los personajes que por los casos y, en ese sentido, todos se distinguen por tener sus pequeñas excentricidades. Las más divertidas, por supuesto, son las de la doctora Brennan, con tendencia a tomarse literalmente todo lo que le dicen y a meter la pata bastante a menudo cuando sale de su reino en el laboratorio.
5.- Brennan y Booth: Dejo para la final la más evidente, y la más importante; la relación entre Brennan y Booth. Los malentendidos están potenciándose esta temporada (todo el mundo cree que se acuestan juntos), y su relación evoluciona hacia una mayor confianza e intimidad. Pero, por supuesto, son sus discusiones sobre prácticamente cualquier cosa, y las diversas constataciones de que Brennan gana más dinero que Booth, las fuentes de buena parte de los chistes y las bromas.
Como siempre estamos a vueltas con la cuestión de doblaje sí o doblaje no, Bones es de las que tiene un doblaje bastante acertado, aunque Brennan es un poco más sutil (y más confusa en las relaciones con otras personas) en la versión original. En ella, además, destacan lo graves que son las voces de sus tres actrices principales, y se nota más la ironía que subyace muchas veces en los intercambios en la plataforma forense. No será trascendental como Los Soprano, pero Bones es un entretenimiento digno y con un encanto bastante particular.
En ¡Vaya Tele! | Bones
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