¿Qué le ha pasado a Jim Sheridan? El autor de la estupenda, entre otras, 'El Prado', decidió en 1997, después de la maja 'The Boxer', tomarse un respiro, a saber porqué. En el 2002 volvió con 'In America', un film enormemente fallido, en el que prácticamente no había nada de la personalidad de tan interesante director. Acaba de estrenarse entre nosotros su siguiente película, realizada el año pasado. Y este señor sigue igual, o mejor dicho, ha ido a menos, con un tipo de película que es incomprensible que haya caído en sus manos.
'Get Rich or Die Tryin´', película cuyo título milagrosamente no ha sido violado (luego cometen estupideces de titular '16 Blocks' como '16 Calles', o 'The Inside Man' como 'Plan Oculto'), narra la vida de un delincuente de barrio, que se ganará la vida, primero como jefe de pandilla, y luego como cantante de rap, aunque para eso tenga que dejar primero ciertos asuntos arreglados. O sea, nos encontramos ante la típica historia de un joven que vive en un ambiente marginal, pero que tiene unas cualidades que le pueden hacer salir de esa vida, llena de violencia, drogas y mala gente.
La historia no tendría demasiada importancia, aunque nos la hayan contado miles de veces, si lo hicieran bien, claro. Pero Sheridan cae en todos los tópicos de este tipo de films, ofreciéndonos un producto bastante endeble, lleno de errores, y muy falto de interés. Ya que uno de los errores es que no se consigue hacer interesante la historia. Historia que, por otro lado, está mal desarrollada debido a un guión que deambula a trompicones entre película de pandilleros que tienen que arreglar sus problemas, y película de joven que tiene que trabajar duro para llegar a ser alguien. En ambos casos, el film fracasa estrepitosamente. Y es que no consigue fusionar bien ambos caminos. La película podriamos compararla con '8 Millas', pero evidentemente los resultados son muy distintos, aunque el film de Curtis Hanson no sea ninguna maravilla. Sheridan incluso ha contado con una estrella del rap, 50 Cent, que a diferencia de Eminem, demuestra que lo de la actuación no es lo suyo. Y es que en su interpretación está uno de los puntos débiles de la película. El cantante no es capaz de transmitir la más mínima emoción, y no nos creemos nada de lo que le esté pasando. A parte de que el film de Sheridan ha querido abarcar demasiadas cosas con respecto a su personaje, y no han sabido hacerlo. El film de Hanson era más concreto, y también tenía un sentido del ritmo más acertado, cosa que no se puede decir de éste.
En el reparto nos encontramos con el cada vez más ascendente Terrence Howard, y a pesar de que su personaje es un poco odioso (sólo un poco), él está estupendo, y la película gana enteros cuando aparece en pantalla. Aunque hay que decir que se poduce cierta incongruencia en la relación que une a este personaje con el principal, algo que casi pasa desapercibido por culpa de que el film es demasiado largo y es narrado casi completamente en flashback.
Una película muy floja que parece dirigida por cualquier director de encargo, menos por Sheridan. Esperemos que sus próximos proyectos nos devuelvan lo mejor de este director irlandés, y que no vuelva a repetir con este tipo de películas, que desde luego no aportan nada a nadie.