El productor de 'Jackass' y 'Bad Grandpa' presenta esta impresionante comedia de cámara oculta en la que dos amigos emprenden un viaje por carretera repleto de bromas descacharrantes y originales, arrastrando a los espectadores por el fango de sus locuras. 'Un mal viaje', ya en Netflix, está protagonizada por Eric André, Lil Rel Howery, Tiffany Haddish y Michaela Conlin.
Las risas del año
Icono de muchos con su impresionante 'The Eric Andre Show' (disponible en HBO), el chiflado de Boca Raton estrenaba hace un año en Estados Unidos la comedia 'Bad Trip', a priori “otra estúpida comedia americana” con una calidad de imagen algo mediocre. Eso es lo que podría pensar cualquier ciudadano de a pie después de ver el tráiler, pero los planes de André son mucho más ambiciosos de lo que un simple clip puede aparentar.
Durante la preparación de la película, André asistió a seminarios de Robert McKee y consultó a los comediantes Jeff Tremaine y Nathan Fielder, dos de los más interesantes productores de ficción cómica de los últimos años, de cara a afrontar un rodaje con cámaras escondidas. Con la película terminada, André la proyectó antes del estreno para el comediante Sacha Baron Cohen, otro genio de las bromas con cámaras ocultas que, además, verá su secuela de Borat claramente influenciada por el trabajo que André, el director Kitao Sakurai y Dan Curry crearon con la ayuda de Kathryn Borel y Jenna Park.
Un mal viaje, que acaba de llegar a Netflix, será casi con toda seguridad la película más divertida que verás este año. Hoy, a punto de cambiar al horario de verano, el precio de la carcajada está altísimo, así que abracemos esta locura experimental entre 'Borat' y 'Jackass' que consigue rizar el rizo de la narrativa a través de la cámara oculta.
Sofisticado desmadre
Y es que el secreto de este viaje de pirados, además de concentrar elevadas dosis de humor rompedor y lograr una comedia exquisita a través de la broma más vomitiva, reside en lo aprendido por su protagonista durante la concepción de su obra. Un mal viaje quiere contar una historia. No se limita a encadenar bromas de cámara oculta de esas que vemos en la sala de espera de los dentistas.
Durante los créditos finales se nos recompensará con algún bonito detalle de las grabaciones de distintas partes de la película (Tremaine incluso aparece en el rodaje de una secuencia), pero no es necesario llegar hasta ahí para entender el empeño y cuidado de la puesta en escena más sofisticada posible para contar la mamarrachada más grosera posible.
Eric André disfruta humillándose y nosotros con él, demostrando que aquello que decía Manolo Summers sigue más o menos vigente: que To er mundo é güeno. O al menos una buena parte del mismo.
Una comedia romántica oculta que en realidad es otro de estos bromances que tanto me gustan y un alivio necesario actualmente.
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