A veces hay películas que sin ser memorables o incluso imprescindibles tienen algo que engancha, algo que nos hace recordarlas y tal vez verlas de nuevo en ocasiones futuras. 'Destino oculto' ('The Adjustment Bureau', George Nolfi, 2011) es una de esas películas. Tal y como dice mi compañero Juan Luis Caviaro en su crítica de la misma, nos hallamos ante un film que podría haber estado mejor, de eso no hay duda, pero viendo el actual estado del cine hollywoodiense de evasión —y el film de Nolfi entra de lleno en ese grupo—, en el que, salvo honrosas excepciones, la mediocridad es la tonalidad reinante, 'Destino oculto' se eleva como un digno producto que cumple a la perfección con uno de los principales mandamientos del Cine: no aburrirás. Al menos desde la perspectiva de alguien como Billy Wilder, que de esto sabía un rato.
Ópera prima de George Nolfi, su mayor atractivo reside en partir de un relato corto del gran Philip K. Dick. El escritor americano ha sido la inspiración de films tan inolvidables como 'Blade Runner' (id, Ridley Scott, 1982), 'Desafío total' ('Total Recall', Paul Verhoeven, 1990) —probablemente la película que mejor ha captado el universo de Dick— o 'Minority Report' (id, Steven Spielberg, 2002), aunque también ha provocado memeces de estratosférico calibre como 'Asesinos cibernéticos' ('Screamers', Christian Duguay, 1995) o 'Next' (id, Lee Tamahori, 2007). El relato corto 'Adjustment Team' sirve a Nolfi la oportunidad de estrenarse en la dirección poniendo en imágenes un libreto propio; el resultado demuestra que el hasta ahora escritor se desenvuelve mejor tras las cámaras que sobre el papel.
Nolfi no se ha caracterizado precisamente por ser un gran guionista. Dejando a un lado la lamentable 'La sombra de la sospecha' ('The Sentinel', Clark Johnson, 2006), en el resto de ocasiones las posibles deficiencias de la historia eran solventadas por la mano de cineastas tan solventes como Richard Donner —'Timeline' (2003)—, Steven Soderbergh —'Ocean´s Twelve' (2004)— y Paul Greengrass —'El ultimátum de Bourne' ('The Bourne Ultimatum, 2007)—. 'Destino oculto' vuelve a mostrarnos una historia que no es el colmo de la originalidad, alguna que otra contradicción, agujeros varios y cierta previsibilidad. Sin embargo, un grupo de actores que se creen lo que hacen, y la puesta en escena de Nolfi, que acentúa los aspectos más interesantes de la trama, logra elevar la película por encima de la media. Y sin trampa ni cartón. Las imágenes de 'Destino oculto' son tan sinceras, que por momentos alcanzan instantes de intensa verdad. Supongo que todo cineasta aspira a ello alguna vez.
Lo que podría haber sido un thriller de ciencia ficción más, con sus trampas de guión y sus efectistas momentos incluidos, se encamina en realidad hacia una historia poderosamente romántica en la que un hombre hará todo lo que esté en su mano por estar con la mujer a la que quiere. Una historia de amor con un telón de fondo de thriller con inteligentes toques de ciencia ficción, en los que Dick hacía referencia a la Guerra Fría, cuyos ecos han desparecido con el tiempo poniendo en evidencia sus connotaciones religiosas. Cualquiera podría esperar que en el film se hiciese hincapié en los aspectos fantásticos del relato; y aunque la película posee algún estimable momento de acción, la sorpresa, y con ella el disfrute, está en comprobar cómo los mejores instantes son aquellos en los que el aspecto romántico se apodera por completo del film.
Así el sentimiento más intrigante y poderoso del ser humano, esencial componente en las grandes obras artísticas de nuestra historia, se convierte en el corazón de una historia en la que no importan demasiado los porqués. Nolfi se desenvuelve con envidiable capacidad de sugestión desde el mismo instante en el que los dos protagonistas se conocen y se enamoran, y dicho momento es de una veracidad pasmosa. El milagro se produce por medio de un excelente manejo del tempo, y una labor actoral de primer orden, donde cada gesto, mirada y diálogo poseen su importancia. Nos creemos, o por lo menos yo, el flechazo; Nolfi nos ha agarrado fuerte y a partir de ese momento sólo queremos que el amor triunfe. Por el medio hay elementos que nos distraen de la misma forma que los "malvados" de la función ponen todos su medios en impedir la historia de amor entre los dos personajes centrales.
Pero ahí está el director para recordarnos lo que verdaderamente importa, la incesante lucha del personaje de un excelente Matt Damon por conseguir aquello sin lo cual no es nada. A todo aquel que aún crea que Damon es un actor mediocre, 'Destino oculto' es una demostración de sus naturales capacidades de interpretación. Ayudado por la cámara de Nolfi, Damon se apodera de un personaje con el que podría haber caído fácilmente en el ridículo, y con una contención asombrosa logra transmitirnos sus sentimientos. La química con Emily Blunt, también llena de naturalidad, hace el resto. Mientras tanto, un plan escrito que marca los destinos del hombre, puertas transportadoras, agentes encargados de hacer que todo vaya según lo planeado, lavados de cerebro y demás elementos de ciencia ficción, sirven para marcar el carácter atemporal del amor. Y como éste es, sobre todo, cuestión de elección, la odisea del político David Norris (Damon) acentúa esa característica. Norris ha elegido amar a una mujer y contra eso no podrá ninguna fuerza sobrenatural, ni siquiera el destino.
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