El cine también puede ser algo tan aparentemente intrascendente o trivial como tres mujeres en el tramo final de su vida explorando el camino recorrido y las relaciones que han mantenido. Puede sonar absolutamente prescindible, pero es también terreno aprovechable para una cinta elegante, ligera, clásica que toque emociones humanas reales y también entretenga.
Esta clase de cintas adultas no deberían ser rara avis, sino algo habitual en la dieta cinéfila que se nos entrega anualmente por los estudios de Hollywood. Pero ahora mismo lo vendes como una peculiaridad, un intento de experimento aunque el resultado final sea de lo más cotidiano y también satisfactorio, nada extravagante. Por desgracia, es la única manera de sacar adelante cosas como 'Déjales hablar'.
Relaciones en alta mar
Steven Soderbergh volvió a sacar provecho del streaming dirigiendo para HBO Max una película original con la habitual rapidez y eficacia que le caracteriza. Se metió en un barco turístico con un puñado de actrices brillantes, como Meryl Streep, Dianne Wiest o Candice Bergen, y a intentar sacar una película de ahí. Suena a peripecia marca de la casa, pero el resultado no podría ser menos extravagante y sí más deliciosamente clásico.
Streep es una escritora de éxito que lleva a sus dos viejas amigas a un crucero para sanar su quebrantada relación, aunque luego sus propios caminos se dividen dentro de los confines del barco. La propia novelista tiene que lidiar también con su sobrino que se apunta al viaje marítimo, y sin saberlo también estará a bordo su agente literaria para intentar sacarle cómo va el progreso de su siguiente libro.
Todo está articulado en formato de ligera road movie que cambia la carretera por el agua y el coche por un barco (vamos, una "boat movie"), y donde las protagonistas van desentrañando la relación entre ellas encontrándose en la vejez. La mortalidad flota en el ambiente, aunque no es una cinta crepuscular, ya que Soderbergh encuentra siempre la ligereza adecuada para que se mantenga fresca además de elegante.
'Déjales hablar': exquisita imperfección
Su elocuencia y sofisticación a la hora de abordar la comedia es lo que la aleja de una película más corriente y de consumo directo. Justo lo contrario a lo que uno espera de una película de plataformas, pero Soderbergh no ha venido a estos terrenos para no jugar. Su capacidad de entretener es inusual, porque estamos ante un director que no puede evitar meter intrigas cercanas al cine de atracos o tirar de elementos que parecen fríos, pero realmente logra hacer una película exquisita e imperfecta.
Streep en concreto da una interpretación soberbia, lejos de habituales manierismos o de acentos imposibles. Consigue uno de sus trabajos más humanos en un personaje que no está pensado para estar en un panteón. Porque 'Déjales hablar' no es una obra trascendente, pero es que no busca serlo en ningún momento. Ahí radica su exquisitez y lo que la vuelve digna de ser vista.
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