'La conspiración del pánico', además del delirante título que le han puesto en nuestro país a 'Eagle Eye', es un proyecto apadrinado por Steven Spielberg. El Rey Midas parece haberse olvidado de lo bien que producía en la década de los 80 productos lleno de espectáculo, vistas sus aportaciones al género en los últimos tiempos. Claro que, de aquella, estas películas caían en manos muchas más seguras que las de D.J. Caruso, quien no es, ni de lejos, Joe Dante o Richard Donner, por poner dos ejemplos.
Una vez más Spielberg vuelve a contar con su descubrimiento reciente predilecto: Shia LaBeouf. Este carismático chico lleva una de las carreras más ascendentes que se han visto. Tras una serie de papeles de secundario en films como 'Memorias de Queens' o 'Bobby', se dio a conocer a todo el mundo en 'Disturbia', una producción Dreamworks que plagiaba descaradamente a Hitchcock. Luego vinieron 'Transformers' e 'Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal'. LaBeouf puede que aún no tenga tirón como estrella, pero ha sido lo suficientemente inteligente como para colarse en los productos adecuados para ello.
'La conspiración del pánico' narra la historia de Jerry Shaw, un joven que después de asistir al entierro de su modélico hermano, es apresado por el FBI por tenencia de armas de todo tipo en su apartamento. Shaw recibe llamadas de alguien que le guía en todo momento, y le vigila. Al mismo tiempo, una mujer de nombre Rachel, recibe instrucciones por teléfono de hacer lo que se le mande, o la vida de su hijo peligrará. Shaw y Rachel son los peones de una conspiración que alberga planes ocultos que llegan hasta las más altas esferas del país.
El primer tercio de 'La conspiración del pánico' se mueve por los derroteros del suspense. Un suspense puede que simple, pero totalmente eficaz. Los personajes, al igual que nosotros, no saben qué narices está pasando. Llegado el momento del descubrimiento, la sorpresa no resulta tan sorprendente como cabría esperar, pero muestra una serie de interesantes apuntes. Que la referencia a cierto conocido film de Sci-Fi es más que evidente, ya lo sabemos todos. Pero cómo desarrolla su maquiavélico plan no deja de tener su gracia. Un grupo de personajes son elegidos por su profesión, y analizando sus costumbres de compra, sus vicios o hobbys, se hace un patrón con el que poder encontrar sus puntos débiles, y actuar en consecuencia. Por supuesto todo ello está enmarcado en un contexto de ficción científica, pero que no resulta nada descabellado. Y es que en estos tiempos en los que George Orwell quedaría completamente asustado, en una sociedad influenciada por grandes hermanos (idea surgida de Orwell, por cierto), en el que todo el mundo quiere saber de todo el mundo, y el miedo paranoico a la violación de la intimidad, la idea del film es totalmente coherente con los tiempos que vivimos.
Además, D.J.Caruso parece haber aprendido algo desde su última película (y eso que su ópera prima, 'The Salton Sea', no estaba mal). Ahora sabe dotar de un ritmo perfecto a la historia, logrando un producto muy entretenido, que en ningún momento toma al espectador por idiota. Eso sí, se nota demasiado la influencia de dos nombres importantes dentro del cine espectáculo: Spielberg y Michael Bay (sí, la diferencia entre ambos es abismal). En cuanto al primero, tenemos sus obsesiones con la unión familiar, la presencia de un niño, y ese sentido de la aventura tan característico del autor de 'Tiburón'. Sin embargo, Caruso cae en un error muy gordo, y que daña poderosamente al film. En lugar de seguir inspirándose en el maestro para la escenas de acción, éstas parecen realizadas por Michael Bay. O sea, no me entero absolutamente de nada, ni quien persigue a quien ni por donde van. Un caos absoluto, que por desgracia, llena buena parte del metraje.
Los personajes son totalmente tópicos, pero están servidos con eficacia, tanto por el director como por los actores que los interpretan. Shia LaBeuf convence como ese chico totalmente normal que se ve metido en acontecimientos que le superan. Eso sí, no existe demasiada química entre él y Michelle Monaghan, que realiza otro tópico personaje, una madre joven separada cuya única ilusión es su hijo. Los secundarios parecen dar un poco más de juego. Michael Chiklis está muy convincente como Secretario de Defensa, y Rosario Dawson pone en aprietos al "enemigo", aunque su rol pueda ser un poco increíble por momentos, o tal vez sea que la Dawson con su sola presencia me hace pasar cosas por alto.
'La conspiración del pánico' no es una genialidad, ni lo pretende. Lo que sí consigue es estar por encima de la media de este tipo de productos. Si se logra superar el mareo desorbitante que proporcionan sus apresuradas escenas de acción, uno se lo pasa bastante bien. Misión cumplida, y a otra cosa.
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