Desde hace unos meses, cuando voy al cine tomó dos actitudes diferentes respecto a la manera con la que entro a la sala a ver una película. Si es el pase de prensa, voy con una cierta predisposición, unas expectativas creadas, una idea sobre el director y cierta información recogida sobre la película. Por el contrario, cuando voy con mi familia a una sesión normal, sin escoger la película, entro con la mente en blanco, sin expectativas creadas, y ninguna idea preconcebida. Libre de opinión. Cuento todo esto porque decidí cambiar mi actitud con respecto al pase de prensa de 'Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal'. Cambié mi predisposición, y me planteé que lo mejor era ver la película con la cabeza vacía de ideas. El personaje me tenía ganado desde hace mucho tiempo, y no quería que ninguna de las opiniones de los críticos que ya la habían visto en Cannes el día anterior, pudiera estropear mi larga espera. Por ese motivo, y al acabar el pase, mi pensamiento no era otro que había asistido a puro y duro entretenimiento. A un tipo de película que es lo que uno quiere cuando va al cine a pasar un rato divertido, a disfrutar y olvidarse de todo durante las dos horas de duración.
Que afirme eso implica practicamente que vayáis libres de opiniones a verla, y que justo después comparéis vuestras sensaciones con lo que vayáis leyendo, dejando en un compás de espera lo que el crítico pueda opinar de la misma. Eso sucedió el lunes, con el reposo de los días la primera idea cambia, y es cierto que al puro entretenimiento habría que irle poniendo trabas, como el porqué se esperó tanto tiempo a un guión digno para rodar la cuarta entrega, cuando lo peor de la película y con diferencia es la escritura de la misma, que permiten meter con calzador escenas típicas del cine de aventuras que se rueda ahora, como el fallido homenaje a Tarzán, que provoca la risa, tal y como sucede en la escena del frigorífico volando, por no creíble claro, así como ese recuerdo a la versión nueva de La momia, la de Brendan Fraser, en la entretenidísima secuencia de la persecución en el Amazonas. Por ahí es por donde se están enfadando los puristas, y los que de verdad adoran y valoran la calidad de las dos primeras entregas de la saga.
Cuando, acertadamente, alguien hace un resumen de 'Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal' con una ecuación como la siguiente: Expediente X + La Jungla 4.0 = Indiana 4, pone de relieve lo que persiguen en la misma Spielberg y Lucas, adaptar su creación a los tiempos que corren. Quizás con esa decisión se pierde la verosimilitud que transmitía el Doctor Jones, la sensación de que las cosas que hacía o pensaba o luchaba Harrison Ford estaban dentro de unos límites, del guión que más o menos siguen las tres películas. Lo curioso, y me gusta el guiño encubierto que hacen a 'En busca del arca perdida', es que al contrario que ésta, la película empieza donde acababa aquella, y termina donde empezaba. El viaje es inverso, aunque la escena inicial, no es una película dentro de la película, sino una parte importante de la misma, que nos presenta a una sensualmente letal Cate Blanchett (Coronel Irina Spalko), a la que el doblaje no hace justicia en su interpretación, con un acento ruso americanizado realmente para aplaudir (como si de la mísmisima capacidad de Meryl Streep para adaptar acentos fuese).
A partir de ahí, las secuencias, verosímiles o no, las decisiones cercanas a los últimos éxitos del cine de aventuras (hormigas gigantes carnívoras fruto de los FX), vivimos los toboganes de montaña rusa que tienen todas las películas de Spielberg, con excelentes secuencias de acción, como toda la persecución de la motocicleta, o que te entretiene durante 20 minutos, pese a las licencias que la terminan estropeando, correspondiente a la persecución en el Amazonas, hasta el encuentro entre Marion e Indiana Jones, que no hace más que demostrar la excelente química existente entre los dos actores, y la comicidad entre el tira y afloja que se vivía entre sus personajes, o un final lleno de demasiados efectos especiales (muy logrados si uno es sincero).
Como veréis, se recordarán cada una de las cosas buenas y malas que tiene la película, que el grado de exigencia de cada espectador determinará si la misma es para considerarla un peliculón (en los términos que se suelen manejar ahora cuando a alguien le ha entretenido mucho una película), cosa que no lo es. Pero vuelvo al inicio de la entrada, a esa idea de llegar limpio a la sala, y al regalo que Harrison Ford, Steven Spielberg y George Lucas nos obsequian, pese a sus fallos. El cine de aventuras es puro entretenimiento, y la calavera lo logra con facilidad. Otra cosa es la mítica música de John Williams, y el guión, que lograron solucionar en 'Indiana Jones y el templo maldito', pero que nos hace recordar que gran parte de culpa del éxito de la primera entrega se debe a un cineasta de nombre Lawrence Kasdan, que por propio derecho puede reivindicar que él es la cuarta pata de la mesa, y que su pluma es parte responsable de la creación de Indiana Jones. La duda que queda es saber si con él a los mandos de la escritura la cuadratura del círculo hubiera sido perfecta.
En blogdecine, críticas de 'Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal':
- 'Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal', efectivamente, no era la segunda venida de Cristo
- 'Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal', en busca del cine perdido
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