'La Boda de Tuya', el amor lo es todo

'La Boda de Tuya', el amor lo es todo
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'La Boda de Tuya' fue la ganadora en la última edición del Festival de Berlín, allá por Febrero. Ocho meses después, concretamente hace dos semanas, llegó a nuestras carteleras en una distribución más que limitada, y en versión original subtitulada, como debe ser. Es una pena que películas como ésta lleguen a nuestro país a cuenta gotas, y me refiero evidentemente a que se estrenen en salas comerciales, porque afortunadamente tenemos el mercado del dvd, en el que llegan bastante más títulos, con el handicap de que el espectador está menos enterado. Afortunadamente éste no ha sido el caso, y en algunas ciudades hemos podido disfrutar de esta maravilla proveniente de China.

El argumento está ambientado en la Mongolia interior, en una región desértica, donde vive Tuya, la protagonista de la historia, quien después de un accidente que tuvo su marido y que le ha dejado inválido, tiene que hacerse cargo con todos los trabajos de la casa. La situación de Tuya empeora cuando un médico le dice que tiene que dejar de trabajar tan duro. Su marido la convencerá para que se divorcie de él, y así pueda encontrar a otro hombre que cuide de ella. Tuya sólo aceptará casarse con otro hombre si éste acepta a su exmarido con ellos.

'La Boda de Tuya' es un drama por todo lo alto, un película en la que la sonrisa aparece sólo en determinadas ocasiones, en algún que otro momento cotidiano en la vida de nuestros protagonistas, una vida demasiado dura, pero que ellos aceptan con la mejor de las resignaciones, algo excepcionalmente retratado en la película. Una película que según va avanzando va mejorando considerablemente, gracias a un retrato de personajes realmente sensible y lleno de pequeños matices. Es curioso en este aspecto como siendo una película que nos habla un poco de ciertas costumbres orientales, al espectador occidental le resulte bastante sencillo entenderlo todo y conectar enseguida con la historia, por muy lejana que nos parezca, culturalmente hablando.

Y tal vez esto sucede porque la película nos habla en el fondo del amor en todas sus facetas, poniendo sobre la mesa situaciones verdaderamente complicadas para cualquiera, y que en el film están resueltos con envidiable pericia. A ello contribuye por supuesto, la puesta en escena de su director, Wang Quan An, quien es lo suficientemente inteligente para ofrecernos un film a la par contemplativo, a la par emocional, sin caer en el exceso en ninguna de las dos cosas. Quan An filma seguro, y con una soltura que le permite inferir al film un ritmo adecuado, gracias al cual ni nos aburrimos ni dejamos de interesarnos por lo que sucede. Y es que la trágica historia que envuelve a la protagonista del relato nos llega muy dentro, y poco a poco vamos encariñándonos de alguna forma con algunos de los carismáticos personajes que pululan en el film, sobre todo el de un hombre, al que su mujer no hace más que engañarle y que tiene un peso importantísimo en la vida de nuestra protagonista.

Una protagonista a la que da vida una actriz en estado de gracia, Yu Nan, quien sin ningún esfuerzo se mete en la piel de un personaje que realmente parece una habitante de la Mongolia interior viviendo en las condiciones que nos son expuestas en el film. Una mujer que no tiene tiempo para pensar en el amor, ya que el trabajo le tiene ocupada todo el día. Y sin embargo, ese amor es lo único con lo que realmente puede contar, y lo que en alguna ocasión le puede salvar la vida. Un amor que le llega de todos lados, manifestándose de distintas maneras, pues todos somos distintos y cada uno ama de una forma, algo que en la película está simplemente sugerido, pero que funciona a la perfección. Al lado de la excepcional actriz tenemos los trabajos del resto del reparto, los cuales son, en su mayoría, actores no profesionales. Y es aquí donde recae el único aspecto flojo de la cinta, y es que se llama demasiado la atención el trabajo de una actriz profesional con alguien que no lo es. No se les nota a todos, afortunadamente, pero cuando sucede la película deja de ser cinematográfica.

Una estupenda película con la que disfrutar con todos los sentidos. Es una pena que vaya a pasar desapercibida, aún siendo la ganadora de un prestigioso festival, pero parece que ésa es la tónica general en las últimas ediciones de festivales conocidos, que la película ganadora se pierde en el olvido después del galardón. Una pena, porque es muy superior a otras ofertas de la actual cartelera, pero como no se habla de ella hay que aguantarse.

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