La claustrofóbica y mística experiencia de dos agentes de la Autoridad Portuaria de Nueva York sepultados bajo los escombros del World Trade Center; la inquietante travesía de una niña de 12 años que quiere ser madre; una comedia pantagruélica; un thriller con un atribulado boxeador como protagonista; una ácida comedia sobre las relaciones entre padres e hijos y la historia de un hombre que encuentra un mando a distancia capaz de cambiar el curso de su vida, son algunas de las propuestas que integran la oferta cinematográfica esta semana. World Trade Center, de Oliver Stone. Uno de los directores más provocadores de Hollywood declara una tregua en su guerra al establishment para rendirle tributo a los caídos y a los héroes de los ataques terroristas contra las torres gemelas del World Trade Center, el 11 de septiembre de 2001. Protagonizada por Nicolas Cage, el filme le ha ganado al director la simpatía de quienes ayer fueron sus más acérrimos críticos: hasta dan la impresión de haberle perdonado su Comandante. En algún momento, aparece Jesucristo (no, no estoy hablando metafóricamente de Fidel Castro, me refiero a World Trade Center, donde uno de sus protagonistas tiene una experiencia místico religiosa).
Click, de Frank Coraci. Protagonizada por Adam Sandler, lo que acaso explica todo. Sandler recibe un mando a distancia capaz de controlar el tiempo. Como quiera que el artilugio va a parar a manos de Sandler, pues comienzan a suceder ese tipo de cosas típicas de las películas de Sandler. Al final, supongo, todo termina como en las películas de Sandler.
Mother of Mine, de Klaus Harö. Esta sí es nórdica, filandesa, para ser exactos, pero si nos atenemos a su sinopsis, de comedia no tendrá ni un chiste. El filme cuenta la historia de Eero, un niño que es enviado a Suecia por su madre, para ponerle a salvo de los horrores de la II Guerra Mundial. Allí será adoptado por Signe quien, sinopsis mediante, le abre las puertas de su casa, mas no las de su corazón. Promete un final regado por copiosas lágrimas.
Neil Young: Heart of Gold, de Jonathan Demme. El recordado realizador de The Silence of the Lambs y Philadelphia siempre tuvo lo suyo para la dirección de documentales y musicales y, especialmente, de documentales musicales. ¿Se acuerdan de Stop Making Sense?. Bueno, esta vez su "objeto de estudio" no es otro que el legendario Neil Young. Ya con eso basta, mejor recomendación no se me ocurre.
Lo que sé de Lola, de Javier Rebollo. Mi colega Beatriz Pérez-Moreno ha escrito sobre esta película. Ella lo hace mejor de lo que yo pueda hacerlo jamás. Además, ella ya la ha visto. Yo no.