Es curioso como una película que, en su momento, fue tan maltratada, ha llegado a convertirse en todo un referente cultural y en un título imprescindible, no ya dentro de su propio género, sino de la cinematografía en su globalidad. Efectivamente, 'Blade Runner', la segunda y última obra maestra de Ridley Scott, no deja de ser una obra capital en el, casi siempre, menospreciado género de la ciencia ficción. Un género que sólo es un complemento y un recurso para burlar la lógica, y, por eso, necesita de un buen soporte dramático (el cómico también vale, pero suele ser mucho menos efectivo) para levantar el vuelo como obra artística.
En cualquier caso, no es sólo por la comodidad de comparar cualquier película con temática robótica con 'Blade Runner', lo cierto es que 'Natural City', debut de Min Byung-Chun, utiliza la obra de Scott como auténtica fuente, tanto argumental como, sobre todo, estéticamente. Quizá pueda ser considerado como un recurso fácil, pero yo lo veo más bien como el reconocimiento hacia una obra maestra insuperable y un intento de partir de ella para contar otra historia con los mismos (o similares) elementos. Sin embargo, ya podía haberse fijado Byung-Chun en la sutileza de la dirección de Scott y no recargar tanto la película con efectismos visuales, llegando incluso a echar por tierra parte de los muchos aciertos del film. Es, sin duda, el gran defecto de 'Natural City', una maravilla en su primera mitad y un despropósito en su segunda.
'Natural City' se sitúa en el año 2080, en un mundo reconstruido tras una devastadora guerra y que ha desarrollado avanzadas tecnologías que incluyen la creación de cyborgs. Con Inteligencia Artificial, emociones casi humanas y una gran fortaleza, los robots humanoides sirven a una persona durante toda su 'vida'. Cuando un grupo de cyborgs se rebelan, entra en acción una unidad militar de élite, capitaneada por R y Noma. R oculta que está enamorado de Ria, una cyborg a la que le queda poco tiempo. Para salvarla, comercia ilegalmente con chips de cyborgs 'muertos'. Un científico que parece haber encontrado una fórmula para extender la vida de un robot permite la esperanza de R, sin embargo, Noma y los rebeldes también parecen estar interesados en el descubrimiento. El tiempo corre en contra de R...
La película comienza con un sueño. O eso es lo que parece cuando lo estás viendo. Una pareja descansa en un paisaje tranquilo y hermoso. Sin embargo, todo es una ilusión. Con la llamada de alarma, el sueño se desvanece. La pareja se encuentran, automáticamente, sentados en medio de una gran estación iluminada y llena de gente. La ilusión, el sueño, desaparece para dase de lleno con la realidad. Evidentemente, la película está situada en el futuro (uno no muy lejano) y la realidad virtual se descubre como una forma de entretenimiento evolucionada a partir de los ordenadores o las videoconsolas, un entretenimiento que mantenga la mente ocupada en distracciones ficticias. Esta dualidad, ficción deseable y realidad amarga, no se va a quedar en este primer y simple juego visual, sino que más adelante, 'Natural City' volverá a recurrir a ella. Lo siguiente, tras esa primera escena, es una impactante cadena de montaje que va acompañando los títulos de crédito y que revela al espectador, de una forma más directa, gran parte de lo que va a ver a partir de ese momento: un diseño de producción excelente, unos efectos especiales increíbles y una trama centrada en la robótica.
'Blade Runner' mezclada con 'Matrix', reza algún eslogan publicitario (o usado como tal) referido a esta película coreana. Lo cierto es que hay elementos de ambas obras maestras del género de la ciencia ficción (siendo la primera la madre de la segunda) en esta película coreana. Desde la estética (de 'Blade Runner') a las espectaculares escenas de acción (de 'Matrix') hasta los temas existenciales (de ambas, y en casi toda aquella película del género). Afortunadamente, el debutante ha sabido escoger sus referentes y se nota. Desafortunadamente, se deja llevar más por la película de los Wachowski que por la de Scott y la jugada le sale mal. Si bien en un principio, quizá por la espectacularidad, la película navega con gran firmeza por aguas peligrosas, las absurdas pretensiones estilísticas de Byung-Chun van desgastando la barrera del cine y dejando al descubierto un esqueleto de colorista videoclip. Esto ya queda en evidencia en la primera escena de acción, pero se pasa por alto por la velocidad en que se produce (lo cual se agradece). Sin embargo, más adelante, y, sobre todo, hacia el final, la acción se agarra con fuerza a la moda actual de mucho salto y mucha cámara lenta, para hacer perder completamente la concentración del espectador y provocarle incluso ese sentimiento, que puede tomar muchas formas verbales, de rechazo y decepción. Eso sí, aviso, porque siempre puede malinterpretarse el describir las flaquezas de un film, hay momentos muy intensos y logrados en el terreno de la acción, sobre todo al principio. Las escenas de lucha sólo resultan forzadas ya hacia el final, no antes. Aún así, es muy posible que este aspecto no chirríe más que a los espectadores más exigentes, por lo que no me extrañaría comprobar como alguien lo convierte en el aspecto más destacado de todo el metraje.
Dentro de lo que ya parece una plaga temática en Corea, 'Natural City', aunque sea más evidente conforme se avanza el visionado, centra gran parte de sus esfuerzos en lo romántico de la trama. Como ya ocurriera en 'Blade Runner', el protagonista se enamora de una cyborg (o 'replicante') con tiempo de caducidad. Esto provoca un grave conflicto en el personaje humano, ya que el período de finalización de la máquina es muy breve y eso supondrá perder a su amada. Este apasionante giro argumental, que en la magistral obra de Scott se desarrolla de forma extraordinaria, huyendo de lo efectista y concentrándose en la emoción sutil, aquí, en la obra de Min Byung-Chun, significa el principio del fin de la magia. No comienza nada mal, cuando parece más preocupado por presentar la trama y los personajes, así como dejar atónito al espectador con unos efectos visuales que nada tienen que envidiar a los que lucen en Hollywood las grandes superproducciones. Pero, más adelante, con la confianza que da el tener ya atado al público, el director coreano se dedica, innecesariamente, a recargar la imagen con efectismos formales lamentables, más propios de un videoclip de un tema romántico que de una obra cinematográfica. El titubeante Byung-Chun, en lugar de aprovechar todo el entramado dramático que tiene entre manos, lo despoja de fuerza para acercarlo a los cánones actuales más absurdos de belleza visual. Es en casos como éste cuando mi pasión por el cine de otro realizador asiático, el multiplagiado Wong Kar-Wai, se fortalece. Porque es comparando como uno se da cuenta de que, con los mismos recursos, un cineasta es capaz de transmitir emociones y sentimientos tan indescriptibles como el amor y otro se queda en el torpe intento. No es que yo pensara que el coreano podría alcanzar el nivel del hongkonés, pero ya que él mismo se lo ha propuesto (como tantos otros), hay que darle el mal resultado del experimento (como a tantos otros).
Sería injusto, y por eso no lo haré, dejar pasar el apartado interpretativo, un aspecto que no deja de sorprenderme en el cine coreano, donde hay actores maravillosos y muy poca oveja negra. El protagonista de 'Natural City' es, nada más y nada menos, que Yoo Ji-Tae, al que, personalmente, tengo especial cariño por interpretar a Woo-Jin, el genial villano de la extraordinaria y oscura 'Old Boy', personaje cuya imagen he usado en mi blog personal desde sus inicios (también como avatar en otro gran espacio dedicado al cine). Ji-Tae se mete en la piel de R, el personaje principal de la película, ágil en el combate cuerpo a cuerpo (no en vano pertenece a un cuerpo especialmente preparado de la policía para ocasionales conflictos con las máquinas) pero roto emocionalmente, amargado por culpa de la inminente 'muerte' de su amada, una humanoide robótica que parecer haberle olvidado y que ya comienza a mostrar evidentes signos de deterioro. El actor coreano está espléndido en todo momento, pero destaca en las escenas más dramáticas y sorprende por su habilidad en las escenas de acción, donde no desentona en absoluto. A su lado, podemos ver a un excelente Yoon Chan, en el papel de Noma (amigo personal de R, así como su superior directo), con escenas de gran nivel en las que se encara al protagonista, a Seo Rin, que interpreta a la guapa androide de la que se enamora R, a Jong Doo-Hong, como el malo de la función, un cyborg extraordinariamente poderoso con un retorcido plan entre manos, y a la no menos atractiva Lee Jae-Eun, una chica pobre y triste, que no duda incluso en prostituirse, con gran importancia en la trama.
En definitiva, 'Natural City' es un espectacular intento (sólo intento) de usar los logros de 'Blade Runner' y llevarlos a un terreno menos oscuro y más evidente, quizá más comercial. Una historia interesante, visualmente extraordinaria, que se pierde a partir del regodeo de sus propios aciertos y un incomprensible afán de estirar al máximo la credibilidad de las escenas de acción (hasta el punto de romperse ya hacia el final). Es muy posible que sea una de estas películas que alcanzan el estatus de obra de culto, por la impresionante factura técnica y porque no viene de los grandes estudios de Hollywood (donde ya están tardando en realizar un remake), pero lo cierto es que puede desesperar a la mayoría, por su lentitud y efectismos visuales. Una verdadera lástima que esta historia no la haya firmado un director más personal y arriesgado. Una apuesta que no deja de ser interesante, pero que podría haber dado lugar a la última maravilla de la ciencia ficción.
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