Por desgracia, las últimas noticias que han conmocionado al mundo, catástrofes naturales aparte, han venido protagonizadas por seres humanos que han llevado a cabo comportamientos reprobables, asquerosos. El estupor que producen estas historias, el morbo que generan, son alimento obvio de las distintas cadenas de televisión y de ellas depende dar un enfoque u otro.
Cuatro, por ejemplo, ha optado por comprar los derechos de emisión de el documental Los secretos de la bodega que trata del tipo que secuestró a su hija en su propia casa en Austria y con la que tuvo varios hijos. El documental es de Channel Four y aunque la cadena británica lo estrenará el próximo 21 de mayo a estas alturas sigue sin cerrarse porque están esperando que hable la familia. El estreno en Cuatro no se hará esperar porque si por algo se caracterizan este tipo de emisiones es por su inmediatez.
Telecinco se ha inclinado por hacer un reportaje titulado El retrato de la bestia sobre el presunto asesino de la niña de Huelva. Para hacer este retrato la cadena no ha encontrado a mejor pintor que Jordi González, que presentará la emisión del reportaje que firma Cuarzo, la productora de Ana Rosa Quintana. Me sorprendería un tratamiento serio y riguroso de este asunto, la verdad.
La 1 ha preferido ahondar en el terreno de las miniseries y producirá junto a Mundo Ficción, con quien ya hizo Fago, una producción sobre el caso de Coslada, un tema en principio menos truculento que los anteriores pero que, a estas alturas, aún mantiene gran parte de sus claves en secreto. El asunto de ficcionar un caso real hace que la producción sea en principio más digerible por la mayoría de los estómagos, aunque anuncian un especial sobre el tema de Comando Actualidad.
A mí me parece que todo esto son distintos medios para alcanzar un mismo fin. Aunque se disfrace todo de interés social, el beneficio comercial obvio e implícito en la estructura de cualquier cadena hace que a las primeras de cambio se diluyan las buenas intenciones. En cualquier caso, si me tengo que quedar con alguna fórmula, prefiero la de la ficción porque, al menos, el rigor informativo pasa a un segundo plano y aspectos como el guión o la calidad de la producción son elementos importantes del éxito. Los documentales, si son rigurosos, tienen su pase. Eso sí, los pseudoreportajes de investigación me parecen una fórmula barata y burda para hacer caja.
Imagen | RTVE En ¡Vaya Tele! | Globalisation is good, el documental de la polémica
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