Nunca es tarde para volverse a enamorar. Aunque claro, si tu cita en 'First Dates' te hace la cruz por tu aspecto, tu edad, tus hobbies e incluso por el lugar en donde vives, la velada puede no ser demasiado gratificante.
María de la O
Juan suma ya 89 años, está jubilado y vive en Madrid. Llevaba 51 años casado con su esposa y al final se ha animado a probar suerte en el amor otra vez. Busca una mujer sencilla, normal y muy de su casa.
María tiene 82 y se quedó viuda hace 8 años. Le gustan los hombres un poco más altos que ella, que no les falte la dentadura, ni sean tripones: "No busco un señor con barriga, yo ya tengo la mía y no quiero más". Tampoco le gustan los calvos, porque tiene demasiados en su familia, por eso no le ha terminado de cuadrar Juan.
Durante la cita, Juan le contó su pasión por el cante flamenco y María le contestó que ella no baila "y menos con los bailes de ahora". Él le dio la razón: "Antes se bailaba bastante arrimao. Ahora bailan los chavales como gatos enfollinaos".
Descubrieron que ambos viven en Vallecas, algo que no gustó nada a María, que es una persona más del centro y seguía añorando la época en la que vivía en Lavapiés: "Vallecas para los de Vallecas. Yo no soy de Vallecas, me han llevado allí".
María terminó reparando en que Juan reaccionaba muchas veces con retardo y le preguntó directamente si escuchaba bien, a lo que él respondió pidiéndole que hablara un poco más alto: "Está muy sordo, mucho".
Los dos coincidieron en su desaprobación ante el divorcio de uno de los hijos de María porque claro, estos jóvenes de hoy en día no tienen aguante. Como buenos madrileños, no hay nada que les guste más que las playas de Levante. Fue al hablar de sus viajes cuando Juan se acordó de su mujer y se le llenaron los ojos de lágrimas. "Yo ya no me acuerdo de nada" apostilló María.
Cuando Juan fue a tomarse la pastilla, María casi se atraganta con la comida al enterarse de su edad: "No me ha gustado su cara, ni su cuerpo, aunque no lo haya visto, porque iba vestido. Ni tener que estar diciéndole dos veces la misma pregunta".
Antes incluso de llegar a la decisión final, María le dijo que no buscaba un señor tan mayor y a Juan le sentó un poco mal: "A mí me la suda" le dijo con toda la calma del mundo. Finalmente, se fueron cada uno por un lado y María se quedó con lo único que le había gustado de la cita: no haberse manchado.
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