'Aparajito', el crecimiento de Apu

'Aparajito', el crecimiento de Apu
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La 2 de TVE sigue con su cilco dedicado a la trilogía Apu, del prestigioso director hindú Satyajit Ray. Supongo que sólo emitirán esas tres, y luego cambiarán de ciclo. Cogerán a otro director con más de 50 películas en su haber, y emitirán tres, para que nos hagamos una idea de su obra. Volverán a cambiar de ciclo, cogerán un director con más de 100 películas en su haber, y emitirán tres. Y así sucesivamente, nos tomarán el pelo durante años. Aunque en este país, a eso ya estamos acostumbrados. Y como el cine no le importa a nadie, pues nadie protestará ni hará nada.

Las cosas han cambiado para Apu y su padres. Ahora viven en una pequeña villa. Apu ha crecido y ha estudiado. Ahora tiene la oportunidad de graduarse en Calcuta, y ser independiente. Su madre sentirá que le pierde, ya que él tendrá que irse de la villa, aunque por otro lado quiere lo mejor para él.

Ray sigue demostrando su gran capacidad técnica a la hora de contar una historia. Su ritmo lento, pero seguro, nos conduce sin prisa, pero sin pausa, por la vida de esta familia, esta vez más centrado en el personaje de Apu, el cual empieza a descubrir los pequeños placeres que te da la vida. Dicho personaje está interpretado por dos actores: Pinaki Sengupta, quien lo interpreta cuando es un niño; y Smaran Ghosal cuando es adolescente. Ambos están muy convincentes, y reflejan muy bien la evolución del personaje. Esas miradas de inocencia que se van transformando en otras, como tristeza o aceptación de la realidad, no tienen desperdicio. Sin embargo, y a pesar de que la película se sigue con enorme interés, no llega a la altura de su predecesora, 'Pather Panchali'. De hecho, hay una repetición de elementos que hacen que el film sea demasiado reiterativo. Me refiero a las desgracias personales que le ocurren al personaje de Apu. Creo que carga demasiado las tintas en ese aspecto, y uno termina cansándose de tanta desgracia. Es como si Ray tuviera que echar mano de eso para impresionar o conmover, cuando creo que realmente no lo necesita.

En la música, el incansable Ravi Shankar, que vuelve a crear otra de sus típicas melodías, aunque en mi opinión, no está tan bien usada como en la anterior película, donde la utilización de la banda sonora era un verdadero prodigio.

No obstante, una buena película, con guión del propio Ray, basándose en la novela de ese señor de nombre tan impronunciable, Bibhutibhushan Bandyopadhyay, y que concluiría dos años después en otro film, también de enorme prestigio, y del que hablaré la próxima semana.

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