El consumo de televisión de pago en EEUU ha bajado drásticamente en la última década. Según Nielsen, que acaba de publicar su informe de audiencias del segundo trimestre, los espectadores pasan un 19% menos de tiempo consumiendo televisión de pago "tradicional".
Así lo ilustra Matthew Ball, analista de la industria televisiva y antiguo jefe de Estrategia en Amazon, en un gráfico que recoge esta evolución, segregada por sectores de edad: de media, un estadounidense invierte frente a la televisión de pago 27 horas al mes menos que en 2010.
Lo interesante es también ver cómo hay un cambio generacional bastante importante: solo los mayores de cincuenta años se mantienen a bordo de un barco que parece hundirse en espectadores. Algo que, de hecho, es una noticia de consolación debido a que son los que más "gastan", es decir, son un buen target para anunciantes.
En cuanto bajamos al siguiente tramo de edad (de 35 a 49 años) ya la pendiente es pronunciada (-23%); y qué decir de los más jóvenes, donde el consumo ha caído a la mitad de horas al mes que hace ocho años.
Una caída que responde al auge de las plataformas de streaming (Netflix, por ejemplo) y que, directamente, amenaza al statu quo actual de la industria televisiva más importante del mundo. No digo que la televisión por cable vaya a desaparecer, pero sí que el público enciende cada vez menos el televisor para ver lo que hay en antena.
Hay que decir que, debido a la complejidad y extensión del país, la televisión por cable (la modalidad de pago principal) es prácticamente omnipresente en EE.UU. ya que en según que sitios la cobertura por "antena" es nula. Un panorama bastante distinto al de España.
En el ecosistema español de televisión de pago nos encontramos con que el número de abonados ha ido en aumento, por lo menos hasta el primer trimestre de este año, gracias a las ofertas "todo en uno" de las principales operadoras. El resultado es que hay unos seis millones de abonados a televisión de pago.
La penetración de las OTTs en España es todavía insignificante en relación a la "televisión tradicional". Según el último informe mensual de Barlovento, correspondiente a noviembre de 2018, representan una cuota de pantalla de un 0.8% entre todos los sistemas de distribución (aproximadamente un 3% si contamos solo el pago).
Datos que no parecen concordar con los que ofrece la CNMC en su último panel de hogares, que asegura que 1 de cada 3 hogares españoles con acceso a Internet usan plataformas de pago para ver contenidos online (aunque incluyen con servicios de IPTV como Vodafone Online). Además, nos chiva que Netflix cuenta con dos millones de "hogares" abonados a su servicio.
El consumo televisivo, en minutos, sí que por lo general ha tenido una tendencia descendente, pero no tan grave como parece indicar Matthew Bell en EEUU. O, por lo menos, según las métricas del Marco General de la AIMC entre 2010 y 2017 este descenso es de apenas doce minutos diarios (seis horas al mes). Claro que estos datos se refieren al conjunto de consumo televisivo de pago y abierto.
Aunque la televisión parezca gozar de buena salud en España y tengamos un panorama audiovisual distinto (ahora es cuando está llegando la madurez a la oferta de pago en nuestro país) no está mal recordar que "cuando las barbas de tu vecino veas mesar...".
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