De vez en cuando surgen series adelantadas a su tiempo. Le pasó a 'Arrested Development', le pasó a Lisa Kudrow con 'The Comeback' y también le pasó a Ana Obregón con 'Ellas y el sexo débil'. En una época en la que todos nos quitamos el sombrero con 'House of Cards' y nos rendimos a los pies de una mujer como primera ministra en 'Borgen', se nos olvida que nosotros ya hicimos eso mucho antes y con mucho mejor tino. 'Ellas y el sexo débil' era el mejor drama político patrio que podríamos haber tenido, pero nadie supo valorarlo.
No lo hizo la audiencia, que no estaba preparada en ese momento para una serie que quería profundizar tanto en la vida política del país; tampoco lo hizo la cadena, Antena 3, que no dudó en quitarla de en medio a pesar del enorme prestigio que esta obra de arte podría haber supuesto para ella. La complejidad de un personaje con tantas capas como la condesa de Viñacorta no logró calar entre una audiencia acostumbrada a 'Los Serrano' y 'Aquí no hay quien viva'. Si se hubiera emitido en algún canal de pago, como 'Crematorio', hoy hablaríamos de una obra de culto.
Podría haber sido muy fácil para su showrunner, Ana Obregón, haber caído en el "hembrismo" más puro, de hecho el título de la serie nos lleva a pensar que se defiende la supremacía de la mujer sobre el hombre, nada más alejado de la realidad. Ana afronta con elegancia y sutileza la guerra de sexos, estableciendo en todo momento una intrincada maraña de sentimientos entre las mujeres del hotel que regenta en su vida pasada, alejándose siempre de la histeria, la sobreactuación y las reacciones desmesuradas. A día de hoy, sigue siendo la mayor y mejor representación de la mujer en nuestra ficción nacional.
Antena 3 perdió además la oportunidad de desarrollar un drama político que podría haber puesto nuestra ficción en la órbita mundial. La estrategia de Ana Obregón con 'Ellas y el sexo débil' estaba clara: explicar en los primeros episodios el origen llano y compasivo de su protagonista para luego introducirse en la lucha contra la corrupción política y las injusticias del sistema. Viendo el panorama político actual, a nadie le quedan dudas de que la serie estaba adelantada a su tiempo y que su creadora, efectivamente, es una visionaria.
Un ascenso del personaje protagonista que recuerda mucho al de 'The Good Wife'. El origen y la evolución de Alicia Florrick y la condesa de Viñacorta es muy similar: ambas vienen de un matrimonio opresivo en el que han salido escaldadas, se ven obligadas a salir adelante por su propio pie (una como abogada y la otra regentando un hotel) para finalmente intentar cambiar el mundo desde las altas esferas. ¿Por qué una es idolatrada y la otra despellejada? El desprecio de la crítica hacia la ficción nacional es a veces así de injusto.
En ¡Vaya Tele! | La nueva serie de Ana Obregón: Ellas y el sexo débil
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