Lo mejor de M. Night Shyamalan es que, después de perpetrar 'Airbender, el último guerrero', entendió que el mundo de las adaptaciones y las franquicias no era el suyo y que si tenía éxito o fracasaba tenía que ser siempre bajo sus propios parámetros. Desde entonces ha tenido mejores y peores obras, pero jamás ha dejado de ser él mismo, ofreciendo proyectos únicos en un panorama cinematográfico bastante deprimente. Eso le honra. Y en ese sentido, 'La trampa' es todo un logro. En muchos otros, no tanto.
Un trampa-ntojo
Ahora, lo nuevo de Shyamalan llegará por fin a Max el 25 de octubre, y es posible que en streaming tenga una segunda vida. Ya dio beneficios en su paso por los cines, pero nunca está de más asegurarnos de que tendremos más películas del director a lo largo de los próximos años. Eso sí, es mejor ir sobre aviso: 'La trampa' es original, sí, pero también un absoluto dislate narrativo para el que tienes que estar con la disposición de dar veinte saltos mortales si quieres disfrutarla.
Si te paras a pensarla fríamente, o atacas a sus "agujeros de guion", efectivamente, la película no se tiene en pie desde el minuto uno (y mucho menos en un tramo final absolutamente delirante), pero si te dejas llevar por los giros imposibles, el juego del gato y el ratón y los saltos de gigante por donde el director nos lleva mientras trata de mover la carrera como cantante de su hija, es probable que acabes pasándotelo pipa.
Ya el argumento en sí mismo, en el que una estrella del pop al estilo Taylor Swift monta un concierto masivo adicional para pillar a un asesino en serie porque saben que ha comprado una entrada, es absolutamente demencial, pero es que la película empieza a edificar desde ahí, sin dejar que pasen diez minutos sin otro giro imposible. A partir del próximo viernes podrás comprobarlo... y vivir el resto de tu semana con los temazos de Saleka Shyamalan forjados a fuego en tu cabeza. Eso, y las preguntas al estilo "Pero, ¿por qué hace parones continuos de quince minutos entre canciones? ¿Quién hace eso? ¿Por qué han organizado tan mal este concierto?". Es inevitable.
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