La ópera prima de Alexandra Leclère, si algo no parece, realmente, es una opera prima. Por la forma en que está resuelta esta comedia, que es mucho más que eso, da la impresión que su directora posee una sabia experiencia, y una brillante trayectoria.
Isabelle Huppert está excelente en el papel de la dura e aparentemente insensible Martine, que lentamente se ve atropellada por sus propias frustraciones al convivir unos días con su hermana Louise, un ser totalmente emocional, que consigue encaminar su vida hacia la felicidad, y que Catherine Frot interpreta aportando un carisma especial, y una vis cómica sorprendente.
Las hermanas enfadadas, no cae en tópicos, en dramatismos superfluos, ni en la risa fácil. Todo tiene un sentido, todo fluye de forma natural, todo conduce a una compresión total de la historia y de sus personajes. Plantea situaciones nuevas, en las que la carcajada está presente, pero también la reflexión, el sentimiento, incluso el sobresalto de alguna punzada amarga.
Una película para disfrutar plenamente ante la pantalla, y para analizar después en silencio, con nuestra propia conciencia.
