Daniel Castro (Daniel Castro) tiene una ilusión: llevar adelante su propio musical sobre los Pactos de la Moncloa. Ve en lo que él considera una mezcla de política y diversión una historia que llena de ilusión al mundo, pero el hijo de un conocido productor (David Trueba) no piensa lo mismo. Pronto, su novia (Bárbara Santa Cruz) pondrá ultimátums a su período creativo y deberá tomar un cambio de rumbo.
¿Cómo explicar esta magnífica comedia si no en términos ya clásicos? Es cierto, 'Ilusión' (id, 2013) es tan refrescante y novedosa, tan divertida y palpitante, que debe uno no exagerar al medir su propio entusiasmo no fuera que el público no descubriera una película tan importante.
Con 65 minutos de duración y un meritorio presupuesto, bien empleado pese a lo limitado y escueto de sus veinte mil euros, esta película es una demostración de que hay en esta filmografía un montón de talentos por descubrir y que ni siquiera imagina y que el cine español ha podido, al fin, producir un clásico en antihéroes: aquel que, como contrapunto a Nanni Moretti, tiene también algo de tristeza y un punto conmovedor que ofrecer en sus rumiaciones.
Es cierto: Daniel Castro ha llamado igual que a si mismo, en maniobra presuntamente autoficticia pero meramente juguetona y típicamente morettiana, a este antihéroe en su primera aparición, pero en su película aparece, y no es casualidad, acompañado por un póster de 'Annie Hall' (id, 1977) de Woody Allen y eso es porque el territorio que aquí se explora es también similar al de Allen: el del paso a la madurez o el de las negociaciones con la realidad de ciertos artistas frustrados. Y como Moretti solía hacer, se ha acercado a su narración con un vigor admirable: esta historia transcurre en una semana y solamente al apostillarse se permite una (brillante) elipsis temporal de esa semana más o menos definitiva en la vida de su protagonista.
Con una original estructura abierta, en miles de emails y algunos hilarantes como el que manda a Michael Haneke, que permiten imaginar a Castro como un ingenioso traductor que ha recalado también en Herzog de Saul Bellow, una novela en la que su antihéroe central mandaba con tristeza y humor enfurecidas misivas a los grandes hombres de la cultura de su tiempo.
Porque el Daniel Castro personaje es un lugar en el que reconocernos: consumido por su orgullo, lleno de una ingenuidad que raras veces aparece retratada como redentora y de una pedantería y contundencia tremendas para juzgar lo que han hecho sus amigos, bajo su manto de esperanza está la expectativa de que no haya choque alguno entre los deseos y la piel de la realidad.
Y aunque la película lo lleva por derroteros un tanto tristes, al final Daniel Castro, el cineasta, consigue llenarnos de la ilusión que quiere transmitir su personaje: no sé si será capaz de filmar obras tan sensibles e imaginativas como 'Caro Diario' (id, 1994) pero ahora, tras la visión de este clásico fresco, sensible e insolente, soy muy capaz de creerlo.
Y eso es importante.
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dmortimer
Hola Pablo. Tomo nota de la película (que no conocía).
Por otra parte, sé que no tiene nada que ver con el tema, pero ha muerto Jim Kelly, uno de los iconos del cine blaxploitation.
Dolor.
Bueno. Saludos.