La versión más canónica del western consigue tener un aire casi pictórico y bello en un contexto de barbarie y justicia libertaria. Al menos si pensamos en trabajos mayúsculos de maestros como John Ford y Howard Hawks, haciendo meditadas exploraciones de la condición humana en el ambiente del Oeste. Una exploración que también encontramos, aunque sea de todo menos meditada, en la posterior 'Grupo salvaje'.
El fin del Oeste
El apabullante y ultraviolento clásico de Sam Peckinpah que marcó un punto de inflexión para el cine general, donde el western ya vivía el crepúsculo de su popularidad y empezaba a emerger el carácter irreverente del Nuevo Hollywood. Un clásico imprescindible que hoy se va a poder ver en televisión a través del canal TRECE a partir de las 17:40. Un planazo.
La película nos muestra a un grupo de atracadores viejos y gastados, alejados de cualquier concepto de la ley y anclados en la contingente y volátil frontera entre Estados Unidos y México. Un grupo regido por el código implacable de "Nosotros contra el mundo", yendo siempre allá donde pueda haber dinero que saquear. El mundo está a punto de cambiar, con la civilización cada vez más establecida y la próxima llegada de la Primera Guera Mundial. El grupo se ve acorralado de manera simultánea por los cazarrecompensas americanos y por el ejército mexicano.
Con actores de inmensa presencia y carácter rudo como William Holden y Ernest Borgnine, Peckinpah continúa la pequeña revolución que se va formando en el cine comercial, marcada por otro festival de la violencia (por decirlo de alguna manera, ya que de alegría final poca) como fue 'Bonnie y Clyde'. Películas como esta abogaban por un fin de la inocencia en Hollywood, con películas brutales con conclusiones desoladoras.
Peckinpah estaba especialmente motivado por la frustración creciente en torno a la Guerra de Vietnam, de ahí ese contexto bélico para la película y todas sus intenciones revisionistas para el género. El director nos lleva de la mano por toda la sangre y el dolor que pueden vivir los personajes en este mundo lleno de barbarie, al menos toda la que se puede mostrar sin acabar siendo censurada.
En su estreno llegó con una versión recortada en metraje, pero no por sustracción de violencia sino por descartar momentos de mayor quietud y atmósfera. Momentos que permite desarrollar el mundo interno de unos personajes dignos de estudio, cuyos arranques de resistencia solidificar uno de los mejores westerns de la historia. Uno metido en el canon de imprescindibles del género, aunque de canónico tenga poco.
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