Alguna vez he llegado a decir que no me gustan los musicales, con la excepción de ‘Cantando bajo la lluvia’ (‘Singin’ in the Rain’, 1952). Esta simplificación es tan generalista que llega a ser falsa –pues hay otras cintas del género que me gustan–, pero lo que se desprende de ella es que la de Stanley Donen es mucho más que un musical, ya que no cuenta solo con unos números divertidísimos que han hecho historia, sino también con una poderosa trama de amor y reivindicación del talento, que a su vez refleja una importantísima etapa de la creación cinematográfica.
Gene Kelly, que hoy, 23 de agosto, cumpliría cien años, figura como co-director de ‘Cantando bajo la lluvia’ pues, además de ser su protagonista, un bailarín genial y un actor de inmenso carisma, era un coreógrafo y compositor imaginativo, impulsor de lo mejor con lo que cuentan sus películas. Guionista de dos títulos y productor de siete, Eugene Curran Kelly (Pittsburgh, 23 de agosto de 1912-Beverly Hills, 2 de febrero de 1996), supuso un revulsivo para el musical, aportando mucho más que un par de pies ágiles.
Su mirada penetrante, sonrisa cercana y agraciados rasgos lo convertían en el galán ideal, que el año pasado fue emulado por Jean Dujardin en ‘The Artist’ (Michel Hazanavicius, 2011) en un film cuyo argumento se asemejaba al que mencionaba al título que más fama le ha proporcionado. Su baile atlético y enérgico y sus innovaciones transformaron el ballet para la pantalla, convirtiéndolo en un deleite para cualquier público.
Kelly llegó al cine desde Broadway, donde protagonizaba el musical ‘Pal Joey’ (1940). David O. Selznick veía en él la posibilidad de convertirlo en un actor dramático, idea que a Kelly no le entusiasmaba. Debutó junto a Judy Garland en ‘Por mi chica y por mí’ (‘For Me and My Gal’, 1942)a las órdenes de Busby Berkeley, con la idea de regresar inmediatamente a los escenarios. Pero el éxito le hizo mantenerse en Hollywood. Stanley Donen era un bailarín del coro de ‘Pal Joey’ en el que Kelly había visto cualidades técnicas y le ofreció colaborar con él.
El intérprete coreografiaba todos sus números, así como los del grupo de bailarines que lo acompañaban, siempre con la ayuda de Jeanne Coyne, Stanley Donen, Carol Haney y Alex Romero. Si bien en sus inicios la base era el claqué, pronto comenzó a incorporar movimientos de ballet clásico y de la danza contemporánea y popular, que enriquecían su estilo, que él mismo calificó de “híbrido”. Su intención era que la danza expresase alegría, ya que para él suponía la forma de expresión más satisfactoria.

Tras volver de la guerra, donde realizó algunos documentales, regresó con otro éxito, ‘Levando anclas’ (‘Anchors Aweigh’, George Sidney, 1945), donde aparecía junto a Frank Sinatra y se echaba un baile con el ratón animado Jerry en una escena que me fascinaba durante mi infancia. Esta película le supuso una nominación al Oscar al Mejor Intérprete Masculino.
‘Un americano en París’ (‘An american in Paris’, Vincente Minnelli, 1951) podría considerarse como su segunda intervención más célebre. ‘Brigadoon’ (Vincente Minnelli, 1954), sin embargo, sufrió un recorte de presupuesto, ya que el musical estaba viviendo una mala racha en Hollywood.
Durante los años 60 dirigió a Walter Matthau en un par de títulos, uno de ellos, ‘Hello, Dolly!’ (1969), en el que la actriz protagonista era Barbra Streisand. James Stewart y Henry Fonda fueron otros de los intérpretes que actuaron para él, así como su compañero Fred Astaire en ‘Hollywood, Hollywood’ (‘That’s Entertainment, Part II’, 1976). La tercera parte de esta serie supuso su última aparición en pantalla.
En 1952, Kelly obtuvo un Oscar Honorífico por los logros de su Carrera. El mismo tipo de galardón le fue concedido por el Kennedy Center Honors, el Screen Actors Guild y el American Film Institute. En 1999, el American Film Institute lo situó en el nº 15 de una lista de los mejores actors de la historia.
Gene Kelly nos ha hecho disfrutar como niños –desde que éramos niños– con sus asombrosos y juguetones números de baile y su inagotable y sincera sonrisa. Siempre te recordaremos, Gene.
Ver 18 comentarios
18 comentarios
yac
Nunca en la historia del cine habrá otro Gene Kelly. Extraño esas épocas con actores de verdad y no modelos saltando al cine.
Harry Powell
El mejor D'Artagnan de la historia.
Felicidades.
perdidos
Un genio de tal talla que el cine musical jamas volverá a ser lo mismo sin él
clarke
Artista imperecedero, de gran naturalidad y talento creativo. Películas con historias sencillas y optimistas rodeadas de bailes prodigiosos. El baile con el ratón Jerry en 'Levando Anclas', mágico si lo vistes de pequeño. Voy a recordar una secuencia donde se puede apreciar su enorme talento como bailarín, es aquella del insuperable baile sobre patines (nada menos) en 'Siempre Hace Buen Tiempo':
http://www.youtube.com/watch?v=KgAmXb5UZlY
PD: Beatriz, se echaban de menos este tipo de artículos.
vaskita
Pues justo ayer vi por primera vez Cantando bajo la lluvia. Ahora me da envidia quien no la ha visto y la puede disfrutar por vez primera...
lsgg
Gene Kelly esta en la casa¡¡¡¡¡ http://www.youtube.com/watch?v=gs_T_cEoX6I
El Fabuloso Dr. Manga
Creía que era el único que no le gustaban los musicales y adoraba "Cantando bajo la lluvia".
Y me encanta el leiv motiv del personaje de Gene Kelly en la película: "Dignidad, siempre dignidad".
Usuario desactivado
Qué grande fue este chico...
Sé que jamás olvidaré su "I'm singing in the rain" bajo las gotas de lluvia.
rikblad
Cantando la lluvia se debería recetar en las farmacias como antidepresivo. Es imposible acabar de ver esa película sin una sonrisota de felicidad de oreja a oreja. Si se midiese la calidad humana por la felicidad que ja dado a otros, creo que Gene Kelly se debería sentar al lado de San Pedro XD
ludovico
Desde que ví 'Un americano en Paris', película que en verdad me conmovio como el más, he quedado como fascinado con su arte, para mi el baile de este hombre supero su leyenda en el cine, es todo un disfrute verlo en movimiento.
Miriam Figueras
Un gran artista y visionario que quiso trascender con su danza y lo hizo.
Además de intentar dotar el musical de más verosimilitud al integrar los números musicales como parte de la trama (no como pausas en la historia, como se hacía hasta entonces), se esforzó en combinarla con otras disciplinas como el arte (en Un americano en París) y la animación (en Levando anclas e Invitación a la danza).
Sus musicales cuentan con algunos de los mejores guiones, números míticos y canciones emblemáticas. En contraste con la elegancia de Fred Astaire, él aportó la fuerza, el vigor y la espectacularidad. Bueno y también la fascinación por el traje de marinero.
Fue un gran regalo para el cine musical y aún hoy en día, sus números me siguen asombrando.