Este viernes se estrena 'Posdata: te quiero' ('P. S. I love you'), cuyo mayor aliciente es claramente su reparto: Gerard Butler y Hilary Swank. En realidad el argumento —algo así como un 'Paycheck' sin el componente de ciencia ficción que le daría Philip K. Dick— también podría ser un componente atractivo, pero no se saca demasiado de él. Por el contrario, el autor, Richard LaGravenese, con una carrera algo más larga como guionista que como director, tiene resultados irregulares, así que no nos sirve ni para pensar que será un buen film ni para lo contrario.
Gerry (Butler) es un irlandés casado con una estadounidense, Holly (Swank). El matrimonio tiene sus discusiones de pareja y no es capaz de decidir si tener hijos o no. De repente, él ya ha muerto de una larga enfermedad y ella está sola. Pero en su cumpleaños recibe una tarta acompañada de una carta que le augura que llegarán más misivas para ayudarle a recuperarse.
La película es innecesariamente larga –más de dos horas— y no tiene una continuidad fluida. Las cosas van ocurriendo de repente, con unas elipsis que impiden que se vea cómo evoluciona la trama. Perfectamente se podrían haber eliminado unas cuantas escenas para dejarla en hora y cuarenta, por ejemplo.
Al personaje de Hilary Swank le ocurre lo que comenté hace un tiempo: la intención es que sea divertida, alocada, desenfadada, pero en algunas ocasiones lo que parece es inútil. Ella es una enorme actriz, pero lo que no hay ningún problema en su interpretación, pero la actitud del personaje es un poco absurda. Es normal que necesite a su marido y que lo eche de menos, pero que sea incapaz de tomar siquiera una decisión profesional sin que él sea quien se lo indique, me parece demasiado. No digo que no sea posible, ya que hay muchísima gente dependiente, pero convierte al Holly en un personaje menos interesante de lo que podría haber sido.
Gearard Butler hace muy bien su papel, cae muy simpático y su acento irlandés tiene mucho encanto. Como ya tiene el "defecto" de que está muerto, el personaje es demasiado perfecto y eso puede ser algo negativo con respecto a la película. No sólo tiene todas las virtudes en su personalidad, sino que además tiene la madurez propia y la que le falta a su mujer. Es exagerado. Por ejemplo, no es nada creíble que él prepare algunas cosas de antemano: si los maridos jamás planifican un viaje en vida, ¿cómo lo van a planear para después de muertos?
La amigas de ella, Lisa Kudrow y Gina Gershon, son un pegote y no terminan de darle a la película el humor que carece en su trama central. Únicamente serán protagonistas de un buen momento que es aquel en el que le recuerdan a Holly que la vida no gira en torno a ella y que no tiene que sentirse mal porque ellas sigan adelante. La madre, Kathy Bates, como siempre, buena actriz, es también un añadido que tiene más función instrumental que como personaje en sí. Harry Connick Jr. es la demostración de aquello que decía de que los "pagafantas" existen más que nada en películas y series. En realidad ninguno de estos secundarios tiene importancia dentro de la película, quizá el que más la tiene es el que menos sale: Jeffrey Dean Morgan, una especie de Bardem irlandés. Éste es el único personaje que hace que ella avance como persona, además de las cartas de su marido.
A lo largo de toda la película hay buenos momentos, pero me quedaría principalmente con los flashbacks en los que los protagonistas se conocieron, que son los únicos fragmentos de comedia romántica. El resto sería "dramedia" —palabra que se inventó para televisión, para definir series como 'Los Serrano', que tienen tanto drama como comedia—. Lo de qué produce emoción de una película y deja de producirla es muy subjetivo, así que muy posiblemente otras personas lo sentirán de otra forma, pero a mí las escenas en las que ella ya está viuda me dejan muy indiferente y los recuerdos de cuando él vivía son los que me emocionan. Antes de que muera, más que una película de este género, lo que parece 'Posdata: te quiero' es 'Escenas de matrimonio'.
'Posdata: te quiero' es una película válida, con grandes actores y buenos momentos concretos, pero que podría haber gozado de una mayor cohesión. Le ayudaría también que tuviese mayor sentido. La vocación que la protagonista encuentra al final es tan de cuento de hadas que parece un chiste y en ningún momento se llega a comprender bien por qué él le ha escrito las cartas ni por qué se nos cuenta una historia en la que ocurre eso, aparte de porque se han puesto de moda las historias sobre la viudedad. Quizá sea par intentar hacer algo más original que la comedia romántica con trama convencional, pero no siempre por salirse de la norma se consigue algo mejor que lo clásico.
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