Antes de 2024 no habíamos oído hablar mucho de los coordinadores de intimidad. La que es una de las profesiones más nuevas en un rodaje de cine o televisión ha sido también un punto de fricción importante entre profesionales de la industria, y parece que todos tenían algo que opinar al respecto. Ewan McGregor los defendía y los comparaba con los coreógrafos de baile, mientras que Michael Caine los veía como mero peaje innecesario con respecto a cómo se hacían antes las cosas.
Si hablamos de llevarlo a la práctica, en 2024 se estrenaron dos películas de perfil similar que han tenido aproximaciones muy diferentes en su producción. Una es 'Babygirl' (que no se estrena en España hasta el 17 de enero de este 2025), película de Halina Reijn en la que una ejecutiva tiene una ardiente aventura con un becario. La otra es 'Anora', la historia de una trabajadora sexual que se casa impulsivamente con el hijo de un oligarca. No solo en ambas hay escenas de sexo, sino que el sexo es una parte indiscutible e inseparable del relato.
Para rodar las escenas íntimas en 'Anora', Sean Baker ha tomado el mismo enfoque minimalista que en sus otras producciones guerrilla. Solo la gente indispensable debería estar en el set para hacer la experiencia lo más natural posible, y por tanto, no han tenido un coordinador de intimidad. Es una decisión aparentemente tomada por la propia actriz protagonista Mikey Madison, y asegura en entrevistas que todo estaba basado en una relación de confianza con el cineasta que le hizo sentirse en un espacio seguro durante el rodaje.
Para 'Babygirl', Halina Reijn no solo ha contratado a una coordinadora de intimidad, Lizzy Talbot, sino que ha defendido a capa y espada su decisión. Además de hacer el rodaje más seguro y cómodo para todos los implicados, afirma que ha dado como resultado escenas más arriesgadas y más extremas de sexo. Para ella la decisión de incluir a Talbot en la película es pragmática, y afirma que su trabajo es igual de necesario que el de un coordinador de dobles.
Este tipo de declaraciones en una u otra dirección han sido una constante de la industria en los últimos meses. A finales de 2023 el coordinador de intimidad de 'Sex Education', David Thackeray, decía entender las críticas contra su rol, pero esperaba que la gente pudiera "cambiar de parecer" con el tiempo. En un proceso tan jerarquizado como el de un rodaje, algunos creativos son reticentes de tener alguien en el set con funciones que en realidad debería saber hacer un buen director, mientras otros están convencidos de que mejora el proceso.
Muchas críticas de cineastas y actores reflejan también el mayor malentendido con respecto a la presencia de los coordinadores de intimidad, y es que el trabajo de estos está muy lejos de querer "cortar las alas" a nadie. Si algo nos ha demostrado los últimos años es que la potencia de las imágenes íntimas en pantalla tiene poco o nada que ver con la presencia de estos coordinadores. En HBO de hecho llevamos años con ellos en sus series. Fue en 2017 cuando, siguiendo las acusaciones de delitos sexuales contra James Franco, la serie de 'The Deuce' empezó a introducirlos, y esto no ha cambiado la frecuencia o lo explícito de las escenas en esta u otras producciones de la cadena.
Hay más casos como este que demuestran que el tema va más allá de preferencias personales. Este año la denuncia de Blake Lively a Justin Baldoni por acoso durante el rodaje de 'Romper el círculo' incidía entre otros detalles que Baldoni rechazó inicialmente tener un coordinador de intimidad en la película, haciendo que no hubiera intermediarios entre ellos y dando vía libre al director para introducir más escenas íntimas sobre la marcha si así lo consideraba. En la denostada 'The Idol', Sam Levinson se ríe de estas figuras a través de una trama de la serie, a pesar de que la presencia de ellos en su otra serie, 'Euphoria', es lo único que hizo que escenas incómodas lo fueran un poco menos, según declaraciones de Sydney Sweeney.
Es tristemente el común denominador detrás de las justificaciones que defienden la repentina aparición y la necesidad de este rol en los rodajes. Los intérpretes, especialmente las mujeres, llevan años denunciando sentirse vulnerables en el set. Hay casos históricos como la traumática experiencia de Maria Schneider en 'El último tango en París', o Léa Seydoux diciendo que se sintió "como una prostituta" en 'La vida de Adelle', grabando escenas de sexo durante horas.
Va más allá de defender la visión autoral de lo que hay en pantalla. En declaraciones de Anne Hathaway del año pasado admite estar mucho más satisfecha con cómo se hacen las cosas ahora, y recordaba una experiencia en la que tuvo que besar a diez actores en una prueba de química que describió como "asquerosa". Con la industria televisiva más concienciada con este tema, está por ver si la mentalidad llegará también al cine en forma de medidas tangibles. Este es aún un medio donde se prioriza la visión del cineasta ante todo, incluso cuando estos puedan actuar de forma negligente.
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