No sé cómo calificar esta noticia, pero no he podido por menos que citarla... Resulta que Bush ha pasado estos días por Italia, y Roma (ya un caos circulatorio en condiciones normales) tenía el tráfico colapsado. El senador Gustavo Selva quería acudir a un debate televisivo en directo en la cadena La7, y ante la previsión de que las dificultades del tráfico le iban a impedir llegar, no se le ocurrió otra cosa que llamar a una ambulancia y, fingiendo un malestar coronario, pedir que le trasladasen (con sirenas y todo, claro) a casa de su cardiólogo. Cardiólogo que, vaya qué casualidad, tenía un domicilio calcado al de los platós de la cadena de televisión...
Lo más curioso es que el propio senador confesó a los periodistas en directo que había hecho "una pequeña trampa, un truco de periodista para llegar a tiempo". El caso, lógicamente, ha levantado un auténtico torrente de reacciones en Italia: desde quienes lo califican de vergonzoso a quienes lo justifican con "cosas de la edad" (81 años tiene el senador).
Realmente la televisión es un medio poderoso. Tiene que serlo cuando lleva a personas hechas (con 81 años...) y derechas (bueno, éste en concreto igual estaba un poco "torcido") a hacer semejantes cosas sólo por disfrutar de un poco de espacio en las ondas.
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