Famosos de pacotilla

Famosos de pacotilla
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Ahora que Telecinco nos ha hecho el favor de proporcionarle una muerte rápida y sin dolor a su último engendro "para famosos", La Cocina del Infierno, a uno le cabría la esperanza de pensar que los programadores empezarán a ver la luz y a dejar de programar realitys "de famosos", pero mucho me temo que no será así.

Personalmente no me gustan nada estos saraos con famosos. Gran Hermano Vip, La Isla de los Famosos, La Granja de los Famosos, Esta Cocina es un Infierno, Hotel Glam, Mira quién baila, Mira quién canta... todos orientados a ver a "famosos" fuera de su hábitat natural.

Pongo lo de "famosos" con comillas porque es evidente que muchos de los personajes que aparecen en estos sitios de famosos no tienen nada. Y es que en este país se ha dado en llamar "famoso" a cualquiera que diga que ha tenido algo que ver con alguien que haya salido más de 10 minutos en televisión. Y claro, la nómina de presuntos famosos se ha ampliado exponencialmente. Lógico, por otra parte, teniendo en cuenta la cantidad de telebasura que tienen que rellenar. Aun así, parece que no es suficiente: ya son varios los que se arrastran de programa en programa, pasando de islas a cocinas sin solución de continuidad.

¿Qué puede pretender uno de estos personajes con estos shows? Por un lado, claro está, ganar pasta. La directa que le paguen por su presencia y la indirecta que gane por arrastrar sus polémicas de Salsa Rosa a Dónde estás corazón y viceversa. Por otro lado, mantenerse "en el candelero": que se vuelva a hablar de ellos (probablemente lleven tiempo condenados al ostracismo) o saltar a la palestra (a ver si tienen suerte y se meten en la rueda del "famoseo"). Alguno habrá que lo haga por "demostrarse algo a sí mismo" (muy de La Isla de los Famosos es esto), pero yo tengo mis dudas.

Y los espectadores, ¿qué buscan en estos programas? Morbo, claro. Quieren ver a esos "famosos" a los que han visto en otras situaciones (fiestas glamourosas, portadas de revistas, etc.) haciendo el ridículo, sufriendo, sacando su cara más oculta. Son además gente con la quienes están familiarizados: no hace falta que pasen una o dos semanas para ir conociendo a los participantes y engancharse.

Y las cadenas... encantadas. Llenan espacio en sus parrillas (por la mañana, por la tarde, por la noche, de madrugada...), obtienen pingües beneficios, crean personajes que alimentan durante meses a sus programas de cotilleos... toda una rueda de hacer dinero.

¿La calidad? Bueno, ¿qué tiene la calidad que ver con todo esto?

En ¡Vaya Tele! | ¿Puede Telecinco vivir sin un reality en antena?

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