Cuando el propio Cole Porter vió esta película basada en parte de su vida, dijo: 'Si sobrevivo a esto, sobreviviré a cualquier cosa'. Pudo haberlo dicho por varios motivos, probablemente uno de ellos es que la película no tiene nada que ver con su vida real, algo de lo que siempre pecan abolutamente todos los biopics que se han hecho, unos más y otros menos, y que no debería tenerse en cuenta, ya que hay muchos espectadores que no saben quién fué Cole Porter y que no tienen por qué saberlo. Otro de los motivos quizá pudo ser que su condición sexual no aparece reflejada en la película, evidentemente por razones de censura, cosa que no ocurre en la reciente, y superior, 'De-Lovely', con Kevin Kline en el papel de Porter.
'Noche y Día' narra cómo un joven (Porter) quiere triunfar como compositor, y cómo lo logra, pero también cómo la obsesióny la dedicación exclusiva a su trabajo le van apartando de lo que más quiere, el amor de su mujer. Hay que decir al respecto que a pesar de sus inclinaciones sexuales, la mujer de Porter fué una de las personas más importantes en su vida, apoyándolo continuamente y ayudándole en todo, tanto profesional como personalmente. El respeto y la comprensión marcaron su relación.
La película es la típica producción hollywoodiense llena de colorido y con glamour, mucho glamour, como era normal en aquellos años (el film es de 1946). Está dirigida por uno de los grandes, Michael Curtiz, que aquí curiosamente no está en buena forma, no logrando una de sus grandes obras. Pero Curtiz logra que el film no caiga en el desastre gracias al ritmo que le imprime, dos horas nunca aburridas, y que de vez en cuando dota al conjunto de su peculiar uso de la técnica, movimientos sutiles y descriptivos con la cámara (Curtiz manejó como pocos este instrumento IMPRESCINDIBLE para hacer buen cine). Sin embargo, su estilo no está presente durante toda la película; por momentos se le nota desganado, como si la historia no le interesase demasiado.
A mí en ese aspecto me decepciona bastante, pero no me preocupa, Curtiz nos ha dejado un montón de obras maestras, y dejando a un lado 'Casablanca', que es de visión obligada para todo amante del cine, yo recomiendo los visionados de 'Capitán Blood' o 'Robín de los Bosques', ambas con Errol Flynn, dos joyas imprescindibles.
El papel de Porter está interpretado por uno de los mejores actores que ha dado el séptimo arte, Cary Grant, que aunque no llega a estar genial, proporciona al personaje un aire casi misterioso, cómo sólo Grant era capaz de realizar. Las expresiones de silencio que este actor solía hacer deberían enseñarse en todas las escuelas de Arte Dramático, esas que muchos de los grandes no han pisado.
Grant está secundado por Alexis Smith, en el papel de su mujer, una actriz con una belleza particular, y que aquí está simplemente correcta. Jane Wyman, como una de las mejores amigas de Porter, irradiando simpatía y alegría en cada momento que sale a escena. Y Monty Woolley, uno de los eternos secundarios de Hollywood demostrando una vez más el enorme peso que puede tener un personaje menor en una película; este actor interpretaba con una envidiable naturalidad y tenía un enorme carisma, y aquí ¡se interpretaba a sí mismo!
Y todos ellos arropados por las extraordinarias canciones de Cole Porter. Ni una, repito, ni una sola tiene desperdicio, y la película se centra, evidentemente, en los números musicales, algunos de ellos inolvidables, como aquél en el que una chica baila claqué de forma espectacular, o aquél en el que se juega con unos bastones que parecen flotar en el aire.
A pesar de sus defectos, la película proporciona un rato de entretenimiento y es un claro exponente de un tipo de cine que ya no se hace porque, no me cansaré de decirlo, no saben.