Ha muerto, a los 90 años de edad, uno de los creadores esenciales para entender el cómic de superhéroes tal y como lo vemos hoy. Suya fue la concepción casi total del personaje más emblemático de Marvel, Spider-Man, así como de otro héroe singular de la casa, Doctor Strange, pese a su grafismo personalísimo y algo brusco, heredado de los tiempos en los que dibujaba comics de terror.
Fue en la nutrida industria de tebeos de terror surgidos a la sombra de la popularísima EC Comic donde empezó a desarrollar su peculiarísimo estilo, rebosante de personajes espantados y gesticulantes, en cabeceras como 'Fantastic Fears', 'Black Magic' o 'The Thing!'. Tuvo que dejarlo cuando contrajo tuberculosis, y cuando volvió, la industria del comic había cambiado por el pánico social ante los comics de género.
Cuando volvió, dibujó historias para 'Strange Tales', de Marvel, de tono tremendista y donde demostró una imaginación desbordante y con un punto asilvestrado, sin domesticar. Sus historias respiraban una imaginería peligrosa que focalizaría en sus historias de Spider-Man, creado en el número 15 de 'Amazing Fantasy', en 1962, aunque nunca abandonaría el carácter histriónico y afilado de sus viñetas.
Steve Ditko was true to his own ideals. He saw things his own way, and he gave us ways of seeing that were unique. Often copied. Never equalled. I know I'm a different person because he was in the world. pic.twitter.com/2GFSA86Btj
— Neil Gaiman (@neilhimself) 7 de julio de 2018
La historia de la creación de Spider-Man ha sido polémica, aunque básicamente se reduce a que Stan Lee le propone a Jack Kirby (que por entonces ya había gestado iconos como los Cuatro Fantásticos) un personaje llamado Spider-Man, a lo que Kirby respondió con un personaje que ya tenía creado, Silver Spider. Descontento con ese enfoque, Lee lo intentó con Ditko, que eliminó de la idea de Kirby un anillo mágico y una pistola de redes, y concibió las redes saliendo de las muñecas, la spider-señal y, sobre todo, el icónico traje.
Un traje distinto al de cualquier otro superhéroe, con esas extrañas y siniestras redes cubriendo todo el cuerpo y que han sobrevivido casi intactas al paso del tiempo. Según Ditko, durante mas de veinte números la creación de los comics de Spider-Man fue íntegramente suya, y aunque posiblemente Lee le proporcionó alguna línea argumental, suya es la épica concepción de los combates y la creación de todos los villanos míticos del personaje (Doctor Octopus, el Buitre, el Escorpión, el Lagarto, Electro).
Suya es también la creación de uno de los momentos más famosos de la historia del personaje, un soliloquio de cinco páginas en 'The Amazing Spider-Man 33'. en el que Spider-Man sujeta una estructura a punto de desplomarse hasta que saca fuerzas para huir, con una explosión física que es el dramático clímax de un culebrón que ha tenido como protagonistas al Doctor Octopus, una crisis romántica y a su Tía May gravemente enferma.
Creaciones increíblemente extrañas
Su otra gran creación para Marvel es Doctor Strange, en el número 110 de 'Strange Tales' en 1963. No es tan masivamente conocida, pero sí incluso más personal y atrevida, gracias a los parajes surreales, que parecían directamente influidos por el consumo de alucinógenos (aunque Ditko, obviamente, siempre negó ese punto), y que hicieron al personaje muy popular en entornos alternativos. Lee y Ditko llevarían a Strange por parajes cada vez más surreales después de unos inicios anclados en el estilo de los comics de suspense, por escenarios que parecían palpitar con inquietante vida propia.
El resto de la carrera de Ditko no ha sido tan conocida, aunque en Marvel, DC y otras compañías crearía personajes secundarios icónicos: suyo es el Líder, uno de los grandes enemigos de Hulk, o más recientemente la adorable Chica Ardilla. En DC concebiría a Captain Atom o The Creeper. Su desencuentro con Stan Lee acerca de numerosos aspectos creativos (y una larga discusión sobre la identidad del Duende Verde) le llevó a abandonar Marvel y a jurar que nunca volvería a dibujar a Spider-Man. Así lo hizo, aunque volvería a Marvel en los ochenta, con encargos ocasionales.
La personalidad conflictiva (aunque se le recuerda como un hombre afable y amabilísimo) y su radical creencia en los principios del objetivismo de Ayn Rand le llevó durante los años a dibujar sin descanso fanzines ensayísticos en donde exponía sus polémicos puntos de vista políticos y sociales (y a la creación en 1963 de un personaje, Mr. A, que encarnaba sus teorías). Reclusivo y sin vida social, es casi la figura opuesta a la presencia de Stan Lee en todos los saraos fílmicos de Marvel. Y fue el centro de un magnífico documental de Jonathan Ross y Neil Gaiman en el que conseguían visitarlo y hablar con él... sin cámaras.
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