Ya os habíamos anunciado que nos parecía muy extraño e incluso imcomprensible el motivo por el que los estudios obligaban a todas las personas que iban a los pre-estrenos a dejar sus móviles o cualquier aparato susceptible de ser considerado como peligroso para grabar imágenes. E incluso, había directores, como Emilio Martínez Lázaro, que indicaban que el enemigo está dentro. El aviso estaba dado.
Pues este viernes, Diego Galán, en esa excelente columna que escribe todos los viernes en El País, Cámara Oculta, comenta que en el Top Manta es complicado ver las buenas películas de Bergman, porque a los propios piratas les interesan otro tipo de películas, y principalmente las películas españolas. ¿Sorprendente? Leer lo que escribió, que no tiene desperdicio:
Al top manta le interesan más los grandes éxitos... y las películas españolas. Sí, sí, las españolas, hasta el punto de que en algunos puestecillos clandestinos se encuentran copias que los productores editaron para uso exclusivo de los miembros de la Academia de cine. Imagínense. Puede que algún avispado académico (o académica) haya facilitado a un pirata amigo el material de trabajo que recibió en su casa para votar en los premios Goya. O quizá los propios piratas han obtenido hábilmente las copias reservadas para académicos. Lo de la piratería es como un culebrón al que le nace un hijo bastardo cada dos por tres. El mundillo del cine anda con la mosca detrás de la oreja. ¿Cómo ha podido pasar eso, si ellos mismos son los primeros en protestar por los abusos piratas? ¿De qué sirve la campaña que lanza el Ministerio a bombo y platillo en defensa de los derechos de autor? Algún ingenuo comprador se ha encontrado con la sorpresa de ver en su DVD mensajes que le advierten de que "esta copia es para uso exclusivo de los miembros de la Academia". Pues va a ser que no, dijo el pirata.
¿Qué tiene que decir la Academia? ¿Sigue pensado lo mismo sobre los verdaderos enemigos? Ahora va a resultar que son los propios premios Goya los que están minando los derechos de autor. Que se dejen de ver fantasmas y echando la culpa a Internet, y se miren más el ombligo... quizá así arreglarían algo.
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