El histórico éxito que tuvo 'El juego del calamar' en 2021 fue algo totalmente impensable. Lanzada sin mucho bombo por parte de Netflix, la serie creada por Hwang Dong-hyuk ya dio la sorpresa durante su primer fin de semana en la plataforma, pero fue el boca a boca lo que acabó convirtiéndola en un fenómeno sencillamente irrepetible.
Sin embargo, Netflix quería más y logró a convencer a su creador para dejar a un lado sus planes y ponerse manos a la obra lo antes posible con su continuación. Finalmente, la temporada 2 de 'El juego del calamar' llega este 26 de diciembre a la plataforma con el reto imposible de superar a su predecesora. En lo referente a las audiencias todavía tendremos que esperar un poco para saber si lo consigue, pero como entretenimiento sádico sí que se queda claramente por detrás.
Menos inspirada
Es evidente que el efecto sorpresa jugó a favor de 'El juego del calamar' por mucho que relatos de competiciones sangrientas ya habíamos visto unas cuantas, desde 'Perseguido' hasta 'Los juegos del hambre', sin olvidarnos de 'Battle Royale'. Sin embargo, la serie coreana de Netflix tenía un tono muy llamativo que ayudaba a conectar con sus personajes, creando así momentos de un enorme dramatismo.
Eso es algo bastante menos conseguido en 'El juego del calamar 2', donde la principal novedad es que su protagonista ya no es un pobre desgraciado al que básicamente no le queda otra que participar en esa competición con la esperanza de una vida mejor. Gi-hun es ahora un hombre quemado por dentro que busca acabar de una vez por todas con esa organización.
La propia interpretación de Lee Jung-jae se ve afectada por ello, ya que esa pérdida de la ingenuidad lleva a que su personaje tenga un enfoque más monótono. Ahí es innegable que funciona muy bien en situaciones límite -esos últimos minutos del primer episodio seguramente sean los mejores de la temporada-, pero el resto del tiempo es como si le estuviesen limitando a mostrar una mezcla de sufrimiento e incomprensión que le permiten brillar menos.
Con todo, Jung-jae sigue siendo un protagonista con suficiente gancho como para funcionar como referente principal de la historia. De hecho, otro de los personajes que vuelven, el detective Hwang Jun-ho, funciona más como recordatorio de que no estamos ante la temporada final -ya se ha confirmado que será la tercera la que cierre la historia de 'El juego del calamar'- y su subtrama es poco dar vueltas sobre lo mismo hasta que llegue el momento de que aporte algo. Espero que no acabe siendo algo parecido a lo que sucedía con el intento de rescate de Hallorann en 'El resplandor'.
A cambio, la serie introduce multitud de nuevos personajes y recupera a algún viejo conocido. Ahí resulta imprescindible destacar que la vuelva de Gong Yoo funciona de maravilla, ya que el primer episodio maneja muy bien ese difícil equilibrio entre lo viejo conocido y lo nuevo por conocer para que Gi-hun consiga la información necesaria para que su cruzada personal no fracase antes de tiempo.
Luego la serie de lo toma con calma antes de volver al juego en un segundo episodio un tanto decepcionante y que te hace pensar seriamente que la magia que se consiguió en la primera temporada era irrepetible. Por suerte, todo remonta con el tercero, pero quedándose siempre al menos un paso por detrás de su predecesora.
La culpa también es de los de abajo
Dong-hyuk sabe perfectamente que una vez empieza la competición, no puedes limitarte a simplemente dar más de lo mismo. Por ello, se alternan juegos ya conocidos con otros nuevos en los que los constantes recordatorios del protagonista sobre que cualquiera puede morir y que no merece la pena arriesgar la vida por dinero son la base para que dar una vuelta a la tortilla a la crítica social que se hace aquí.
Estaba muy claro que la temporada 1 de 'El juego del calamar' era un ataque directo al capitalismo y cómo está dispuesto a devorar al individuo para el mero disfrute de los que están más arriba en la escala social. Aquí ese punto sigue presente, pero se incide mucho más en cómo los que están más abajo están tan divididos que va a ser imposible hacer otra cosa que seguir jugando e intentar evitar convertirte en otro cadáver más.
Para ilustrarlo, Dong-hyuk presenta una atractiva galería de personajes secundarios que juega con dinámicas similares a las que presentó en la temporada 1, pero encontrando suficiente margen para que no se sientan como simples marionetas. Bueno, al menos algunos de ellos, pues al final es imposible dar entidad a todos, pero eso es algo que ya sucedía en su predecesora.
Todo ello suma y 'El juego del calamar' sigue siendo un pasatiempo sanguinario bastante efectivo que se ve como quien se pone a comer pipas y no puede parar hasta acabarse la bolsa entera. Poco importa que incluso un episodio se vaya hasta los 76 minutos de duración, ya que Dong-hyuk vuelve a lograr que sintamos cierta ansia por saber qué sucederá a continuación.
Es verdad que faltan los picos más altos de interés que sí tenía la primera, pero igual es que simplemente todo se ha estructurado para contar una historia a lo largo de dos temporadas y estos llegarán en la próxima entrega. Y es que tampoco conviene olvidar que son apenas 7 episodios, pero al menos ya está confirmado que la resolución de 'El juego del calamar' llegará en 2025.
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