Gala de los Premios Emmy y Neil Patrick Harris. Esos dos ingredientes tendrían que haber sido necesarios para que ayer de madrugada viviéramos un espectáculo de esos que recuerdas durante días. Lamentablemente, se tuvo que mezclar otro ingrediente, la CBS, que agrió por completo el resultado trayéndonos una gala aburrida, lenta y que no era posible disfrutarla de ninguna manera.
Si no se vio la gala uno puede pensar que después de todas las sorpresas que hubo con los ganadores la gala fuera un constante estallido de aplausos, risas y buen rollo entre los asistentes. Todo lo contrario. Por alguna razón la CBS decidió convertir la fiesta de la televisión americana en un espectáculo sobrio, muy endogámico y tremendamente aburrido.
La gala comenzó con un sketch protagonizado por Neil Patrick Harris en el que el actor de 'How I Met Your Mother' se puso a hacer una especie de monólogo interior con cortes de las diferentes series del panorama audiovisual americano. Después del mismo apareció en el escenario para presentar los premios pero fue interrumpido varias veces por los anteriores presentadores de los Premios Emmy. Este gag no hubiera sido relevante (lo hemos visto más veces en otras galas) si al final no hubieran puesto en primer plano a Kevin Spacey interpretando a su personaje en 'House of Cards' diciendo que toda esa discusión era un plan suyo para acabar presentando él mismo los Emmy. Para mi, uno de los mejores momentos de la noche
Aunque este comienzo fue entretenido a partir de ahí la gala fue cuesta abajo y sin frenos hacia el país del aburrimiento supino. La CBS decidió que este año era un buen momento para realizar in memoriam individuales, es decir, pequeños discursos de actores recordando a sus compañeros fallecidos este año. Así pudimos ver espacios dedicados a grandes actores como James Gandolfini y a otros no tan grandes como Cory Monteith. El problema de estos espacios fue la bajada de ritmo que imprimían a la gala. Si ya normalmente el in memoriam colectivo (que también lo hubo, por cierto) baja el ritmo de la gala, estos individualizados hicieron que el espectáculo tomara tintes de velatorio que no tenía que haber tomado.
La gala continuó con algún sketch interesante presentando a nominados (me gustó especialmente el de guión de variedades y el de director de comedia), un par de actuaciones por parte de Neil Patrick Harris que parecían hechas con el piloto automático y una entrega de estatuillas en la que parecían que iban a la carrera. Curiosamente, a los premiados les dejaban menos tiempo para agradecer su premio que el que le dedicaban a cada in memoriam individual. No voy a ser yo el que diga que está mal homenajear a los fallecidos, pero creo sinceramente que en una gala de este tipo se le deberían haber dado más importancia a los premios y menos a otras cosas que, aunque tienen que ver con la televisión, están algo fuera de lugar.
La gala terminó con una escueta despedida de un pobre Neil Patrick Harris que ciertamente no tuvo la culpa de la desastrosa gala que le tocó presentar. En ningún momento tuvo la oportunidad de remontarla y él lo sabía, ya que se le notó en muchas presentaciones bastante retraído para lo que normalmente es él. Aún así, hizo bien su trabajo, algo que es de agradecer ya que estaba presentando la que pasará a la historia como la ceremonia más aburrida de los Premios Emmy. Una y no más CBS, por favor.
En ¡Vaya Tele! | Emmys 2013: los ganadores
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