Hace poco me preguntaron si podía entender que en Sonrisas y Lágrimas, el viudo barón Von Trapp, cambiara a la irresistible baronesa con la que se iba a casar, por la novicia mojigata que interpretaba Julie Andrews.
¡No sólo lo podía entender! ¡Yo hubiera hecho lo mismo! Aunque hay que tener en cuenta que esta decisión la tomé hace ya muchos años, cuando sólo era una niña (bendita inocencia) y llegué incluso a creer que la mejor forma de conquistar a un hombre, era pasear por la calle cantando, bailando y pegando brincos.
Cómo no elegir a la maravillosa Julie Andrews, que era guapa, dulce, divertida, risueña, y más buena que el pan. A mí desde luego me hubiera encantado tenerla como maestra, o incluso mejor aún, como niñera tipo Mary Poppins, seguro que me habría ahorrado muchas terapias alternativas posteriores.
Al final con el tiempo, la Julie Andrews de Víctor o Victoria ha terminado siendo mi favorita, seductora, payasa, fuerte, espectacular en los números músicales... me encanta la mezcla que aportaba a canciones como Le Jazz Hot, con esa voz que todavía conservaba algo del coro del convento. Por supuesto su carrera se compone de muchísimos más trabajos, aunque una operación fallida de garganta le impide cantar desde 1997, el último lo comentaba hoy mi compañero Red, prestando su voz para Shrek 3. Por eso el Sindicato de Actores de Estados Unidos va a concederle el premio a “Toda una vida” dedicada al espectáculo.
Un premio más que merecido, para esta gran actriz que cumplirá 71 años el próximo domingo.
Para acabar os dejo con el vídeo de Le Jazz Hot (recomendable consumir junto a los desayunos, para alegrar las mañanas) y el de The Sound of Music (abstenerse los que siempre prefirieron a la baronesa).