El empeño de Tom Cruise en poner su vida en peligro para sacar adelante las escenas de acción más descomunales de la última década, ese motor de "The need for speed" que era lema de su 'Top Gun' llevado a la realidad, es un fenómeno fascinante. ¿Qué lleva a alguien a intentar sacar adelante proezas potencialmente kamikazes o irrealizables, y sin que haya la gloria garantizada al final?
Curiosamente, esa última cuestión ha sido explorada por uno de los mayores cineastas de siempre en un film centrado en la aviación. Antes de sus grandes muestras de cine épico con 'Lawrence de Arabia' o 'El puente sobre el rio Kwai', y después de realizar la labor de editor para los Michael Powell y Emeric Pressburger, a David Lean pudimos verle alzar el vuelo con 'La barrera del sonido', una notable película británica que podemos ver en Netflix.
Pasión a toda velocidad
Lean dirige un guion del dramaturgo Terence Rattigan, sobre un par de pilotos determinados a alcanzar la velocidad del sonido con un revolucionario avión. Detrás de la proeza se encuentra un rico propietario, que desarrolló tecnología puntera para la Segunda Guerra Mundial, que anima a los pilotos de prueba a su loca empresa, entre ellos el prometido de su hija.
Las tensiones son evidentes, y el drama está desarrollado con elegancia y buena mano que serían características en la obra del cineasta. Pero lo que realmente resalta de esta impresionante película es esa pasión por plasmar el arte de la aviación, en parte heredada de su mencionado periodo con The Archers, que está rodado y presentado con una increíble rigurosidad y exquisita manufactura visual.
'La barrera del sonido': vuelo hacia lo desconocido
Lean, que quería honrar los increíbles avances realizados en aviación, realizó una extensa documentación sobre aviones supersónicos, charlando con ingenieros aeronáuticos para adquirir detalles sobre los pormenores del oficio que luego fueron pasados a Rattigan. Por eso, en muchos aspectos, las secuencias de vuelo están excelentemente concebidas y realizadas, casi hechas de manera documental.
Este formidable realismo, al mismo tiempo que un destacable y notable ejercicio para la época, nos permite introducirnos en el angustioso y límite escenario en el que estos pilotos se sitúan. Las escenas dramáticas logran tener un interesante peso porque sabemos el peligro real de las situaciones de vuelo, que pueden llegar a despegar y lanzarse sin saber sin podrá aterrizar de manera segura.
No contaban con los asombrosos avances que nos han dejado con la boca abierta en 'Top Gun: Maverick', pero este clásico ejercicio tiene su propia clase de espectacularidad que sigue teniendo fuerza hoy día. Una estupenda cinta clásica donde David Lean ya dejaba muestras de su maestría, y que es buena pieza a rescatar estos días de hype aeronáutico derivado de Tom Cruise.
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