Llevo fatal el programarme con las series que me gustan. El ritmo de emisión de las series estadounidenses ahora en temporada de otoño hace que, salvo por un par de excepciones, no tenga demasiado tiempo para ver las últimas joyas que están saliendo en Reino Unido. El último ejemplo lo tenemos en un sólido drama británico llamado 'Doctor Foster'.
'Doctor Foster' es una serie de BBC One que se emitió a lo largo del pasado septiembre y que ha sido todo un gran éxito para el canal, reuniendo en torno a los nueve millones de espectadores. Todo un éxito que le ha granjeado una renovación por una segunda temporada.
En estos cinco episodios, Mark Bartlett escribe la historia de la Doctora Gemma Foster (Suranne Jones), médico de familia (bueno, el equivalente británico). Es socia de la clínica en la que trabaja y su marido Simon (Bertie Carvel) está trabajando en el gran proyecto de su vida. Pero todo empieza a derrumbarse cuando Gemma descubre un pelo rubio en la bufanda de Simon. Tirando del hilo confirma la sospecha: su marido tiene una amante.
El sufrimiento y la visceralidad de Gemma
Estamos en una época en la que se discute mucho sobre la presencia de la mujer en {inserte aquí sector artístico/cultural}. Ya sea televisión, cine o cómic, por decir algunos de los medios más candentes, se aprecia una carencia de voces y personajes femeninos bien construidos. E incluso en los últimos años se ha hecho popular el test Bechdel sobre la presencia de mujeres.
Sin ser escrito por mujer como otros dramas similares como 'The Good Wife' o 'The Affair', 'Doctor Foster' es un retrato íntimo sobre la descomposición de un matrimonio con el foco principal puesto sobre Gemma. Bartlett se preocupa de ponernos a una Gemma que es tan fuerte y astuta como aparentemente inestable y visceral. En cómo lleva Gemma esta infidelidad y cómo repercute todo en su vida personal y profesional, se halla el terreno a explorar con bastante éxito.
De hecho no se distancia mucho Gemma Foster de la Alicia Florrick o de Helen Solloway, sobre todo de la primera. La no tan santa "Saint Alicia" tiene en Foster una discípula. Suranne Jones interpreta a la perfección al personaje protagonista, construida de tal forma que el espectador no se siente obligado a ampararla, socorrerla, ni siquiera a que nos caiga bien o que comprendamos, más bien apoyemos, sus decisiones.
La dirección de Tom Vaughan cumple puntillosamente con su cometido. Proporciona visualmente el agobio, la felicidad efímera, los buenos y los malos ratos. Por otro lado el trabajo interpretativo es impecable. De hecho la única pega que puedo poner es que 'Doctor Foster' va desinflándose según avanza, pero también es cierto que el primer episodio pone el listón muy alto.
'Doctor Foster' se ha posicionado como una de las grandes series de lo que llevamos de temporada. Un drama corto, íntimo y bien realizado a pesar de que tiene algún que otro altibajo a lo largo de sus cinco episodios. La segunda temporada promete un seguimiento post-debacle que sin tener ya fecha, ya ansío.
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