No podemos cansarnos de hablar de ‘Jurado Nº 2’, ya que Clint Eastwood ha vuelto a entregarnos un drama adulto de categoría, tan entretenido como realmente concienzudo en ideas profundas, interrogando los pilares sobre los que se edifica su país. Es la clase de finura que mucho echaban en falta de una película suya, aunque de vez en cuando la iba espolvoreando en películas como ‘Richard Jewell’.
Una joya de guardia
Un thriller dramático recreando una historia real donde se cruzan terrorismo, prensa sensacionalista y abusos policiales. Eastwood dirige un reparto compuesto por un gran Paul Walter Hauser, Sam Rockwell y Kathy Bates en esta película que se encuentra disponible por tiempo limitado en streaming a través de Amazon Prime Video, siendo el 29 de noviembre su último día en el catálogo.
El Richard Jewell que da título a la obra es un guardia de seguridad que va saltando entre diferentes trabajos por sus métodos que tienden a la extralimitación. Consigue empleo en los eventos y espectáculos que forman parte de los Juegos Olímpicos en Atlanta durante el año 1996, siendo en uno de ellos donde descubre un artefacto explosivo que causa al final menos daños de los esperados gracias a su intervención y desalojo del área. Primero considerado un héroe, Richard empezará a sufrir un intenso escrutinio público y también investigación por parte del FBI.
La película encaja en esa etapa reciente del cine de Eastwood donde decide centrarse en héroes cotidianos que, tras realizar hazañas extraordinarias, empiezan a ser puestos en duda por instituciones superiores o por la población general. En el caso de ‘Richard Jewell’, con el movimiento de masas producido por los medios de comunicación, se aprecia un especial interés en conectarlo con una supuesta caza de brujas propia de las redes sociales.
Son esas facetas donde se aprecian más fallas y torpezas por parte de Eastwood, no sabiendo llevar la parte más exagerada a través de la caricatura de periodista que interpreta Olivia Wilde o los burdos intentos del FBI que lidera un Jon Hamm que es un poco error de casting. Esto, junto a la ligereza con la que despacha la gran secuencia explosiva que marca el relato, ponen techo a las posibilidades de la película.
Y eso que se aprecia que Eastwood tiene bien cogido el pulso al personaje principal y a sus constantes frustraciones por ser tomado como objeto de burla, pero también su sagacidad. Un héroe muy característico de su filmografía, pero aquí llevado a un interesante terreno donde las grandes fuerzas de seguridad estatales son cuestionadas. En esa parte del relato es donde se aprecia el gran Eastwood que ha vuelto en plena forma este año.
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