'Breaking Bad' 5x11, el principio del fin

'Breaking Bad' 5x11, el principio del fin
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My name is Walter Hartwell White (...) This is my confession.

Breaking Bad’ ha sido en todo momento una serie que se ha caracterizado por su tono pausado, parándose todo el tiempo que fuese necesario para conocer las motivaciones de los personajes antes de que éstos intentasen ejecutar su plan. Era entonces cuando se producían momentos más impactantes, consiguiendo así una falsa sensación de ritmo frenético que algunos echaban demasiado en falta cuando las cosas volvían a la aparentemente plácida normalidad. Se plantaba la semilla, se dejaba crecer y luego se recogían los resultados. Inapelable.

Ya en los anteriores episodios de esta quinta temporada se habían notado ciertos cambios en esta política dramática, pero ‘Confessions’ ha sido el capítulo en el que se ha iniciado algo en lo que no hay marcha atrás posible. Es cierto que el cliffhanger que nos dejaron a mitad de temporada ya apuntaba claramente en esa dirección, pero Walter White ha demostrado ser el cabrón despreciable con más recursos de la televisión para neutralizar esa amenaza. Sin embargo, el inevitable enfrentamiento que se producirá tras el tramo final de ‘Confessions’ está abocado a la tragedia, de forma directa para el que salga perdiendo y con lenta y dolorosa agonía para el más que probable "vencedor".

La confesión de Walter

La incómoda reunión familiar

Una de las marcas de la casa de ‘Breaking Bad’ es la capacidad de extraer multitud de emociones de los silencios, con una marcada querencia en los últimos tiempos hacia una incomodidad casi insoportable. No hace falta más que recordar la cena que Walter y Skyler compartieron con Jesse cuando los dos primeros estaban abiertamente enfrentados y la necesidad del segundo de iniciar conversaciones ante el panorama que tenía ante sí. En ‘Confessions’ hemos vivido algo parecido con el encuentro entre Walter, Skyler, Hank y Marie, pero esta vez se ha preferido recuperar a un muy necesario sentido del humor, habitualmente aún más negro que el carbón, para conseguir crear las bases de la conversación que nacería poco después.

El descubrimiento de Hank parecía la primera piedra de su posterior enfrentamiento con Walter, algo de lo que ya se extrajo casi todo su jugo –sólo faltaba que uno de los dos acabase muriendo, y Walter ya se negó a ello en ‘Buried’- en los últimos minutos de ‘Blood Money’, por lo que existía el peligro de que la trama se enquistase y pudiera convertirse en una lacra para el devenir de la historia.

No se me caen los anillos en reconocer la absoluta sorpresa con la que he recibido el contenido de la confesión de Walter. Sus menciones a su hijo, que no me extrañaría que cogiese mucho protagonismo en el próximo episodio, la aparente sensación de arrepentimiento que tan bien ha sabido transmitir Bryan Cranston –la reaparición del cáncer ha ayudado mucho para su credibilidad en este punto- y el jugueteo previo con nuestras expectativas apuntaban en una única dirección. No obstante, Walter White es un personaje con tantas caras que la única reacción posible por mi parte es la de reconocer la magnífica jugada que se ha marcado dentro de lo terriblemente deplorable que es. Casi daba la sensación de que lo tuviese planeado mucho antes de que Hank descubriese que él es Heisenberg.

El despertar de Jesse

El interrogatorio

Mi querido Jesse Pinkman había perdido bastante protagonista en esta quinta temporada, algo especialmente patente durante los dos últimos episodios, donde se había convertido en un alma errante en busca de redención por sus pecados. Sin embargo, Jesse no es un traidor –y mucho menos va a chivarse de Walter White, su improbable, podrida y dañina figura paterna- y la charla con Hank ha acabado convirtiéndose en un gran acicate para su renacer interior. Y es que la auténtica fortaleza de ‘Confessions’ reside en todo lo que ha aportado a dicho personaje, ya que el otro gran momento estoy convencido de que sólo ha cerrado en falso esa otra subtrama por muy derrotado que pareciera Hank.

Todo lo que ha sucedido con Jesse tras su liberación debería calificarse como espléndido a nivel individual –pocas veces ha estado Aaron Paul tan bien como aquí y tengo mis dudas sobre que vuelva a alcanzar tal simbiosis con un personaje en el futuro- y decisorio para el devenir de la serie. Walter ha demostrado hasta ahora una gran capacidad para manipular a los demás y salirse con la suya a costa de explotar sus debilidades, pero con Jesse se va a enfrentar a un animal enfurecido que está a dispuesto a provocar su propia muerte si a cambio se lleva por delante al causante de su sufrimiento. ¿Y sabéis lo mejor de todo? Que aún ni siquiera está al tanto de lo que pasó con Jane, y no dudo que Walter acabará confesándoselo cuando crea estar a punto de acabar con su hijo simbólico.

Ha llegado un punto en el que resulta difícil discernir si Walter White realmente ve a Jesse como un segundo hijo o si tan siquiera es como padre donde encuentra algún tipo de redención por sus actos. Está claro que era todo lo honesto que podía cuando confesaba a Walter Jr. la reaparición de su cáncer, pero también que resultaba extremadamente rastrero el usarlo como excusa en su charla con Hank y Marie –memorable cuando ella le incida al suicidio para que así todo se arregle-, pero el crimen emocional definitivo está en el abrazo que da a Jesse para consolarlo cuando éste explota y le exige que le diga la verdad ni que sea durante 10 segundos. ¿Hay cariño real o es todo otra gran farsa? No me cabe duda de que hay una clara intencionalidad en esa luz casi celestial que acompaña a dicho momento, pero uno siempre tiene la duda de si ante sí está Walter White o Heisenberg.

El abrazo de Walter White y Jesse Pinkman

No sé hasta qué punto es realmente discutible la forma que tiene Jesse de llegar a conclusión de que fue Walter quien envenenó el cigarrillo de la discordia, pero el trabajo de puesta en escena de Michael Slovis es tan brillante incidiendo en la intensidad del momento —y muy meritorio también el cuidadísimo juego con las luces y sombras durante todo el capítulo— que uno puede pasar por alto que Jesse, por pocas luces que pueda tener en muchas ocasiones –de ahí que el ya mítico momento “Magnets” de hace varios episodios me chirriase un poco-, jamás cayese en esa posibilidad. Su reacción también compensa cualquier pega que pudiera tener al respecto.

¿Quién no ha pensado, por mucho spin-off que se esté barajando, que Jesse iba a mandar a Saul y a su ayudante rumbo a Belice cuando se enteró de lo que realmente había sucedido? La situación ya era de por sí intensa, pero Aaron Paul ha conseguido transmitir un odio y un visceralidad tal que haberse liado a tiros era una posibilidad perfectamente plausible. Padre e hijo figurados van a tener que enfrentarse a muerte tras ello, porque todo lo que esté por debajo de eso no va a resultar suficientemente satisfactorio. ¿Atacará primero a Walter Jr., el hijo real, sabedor de la presunta debilidad de Walter hacia sus hijos? No tardaremos en descubrirlo.

Otros detalles de ‘Confessions’

Imagen de

La propia Anna Gunn se pronunció recientemente sobre el desproporcionado odio que existe hacia Skyler, y no deja de ser curioso que haya decidido hacerlo cuando, al menos aparentemente, su personaje ha completado su transformación como dócil aliada de Heisenberg. ¿Quién hubiera esperado hace apenas un par de episodios que fuese a aceptar participar en esa grabación en la que se inculpa a Hank por los crímenes cometidos por su marido? Sus reacciones gestuales puede que sigan transmitiendo duda y deriva existencial, pero ya ha aceptado su rol de cómplice, y eso no puede ser nada bueno para su futuro.

El gran enigma durante estos últimos episodios es cómo llegará la historia principal a conectarse con el flashforward con el que empezaba ‘Life Free or Die’, y todo indica que Todd jugará un papel fundamental en ello. De lo contrario, su aparición durante los primeros minutos de ‘Confessions’ no tendría demasiado sentido. El “problema” es que Vince Gilligan está jugando con nosotros con una confianza y genialidad tal que la inagotable especulación de lo que ahí está pasando daría para otro artículo distinto y no es lo que procede ahora.

El intenso e incierto futuro

Lo que menos me ha gustado del magistral episodio de esta semana es las ganas con las que te deja por ver ‘Rabid Dogs’ cuanto antes, pero tendremos que esperar aún unos cuantos días para poder verlo. ¿Comenzaremos entonces a ver a algún personaje de largo recorrido en la serie “comprar” un pasaporte con destino a Belice? Lo único seguro es que más de uno acabará sufriendo ese destino y solamente nos quedan cinco episodios para despedirnos para siempre de ‘Breaking Bad’.

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