"Made in Dardenne" es ya una etiqueta ineludible para el cine de los directores de 'Rosetta' (1999) o 'Dos días y una noche' ('Deux jours, une nuit', 2014). Los hermanos belgas, fieles a su cita con el festival de Cannes, donde se alzaron con el galardón como mejores directores, llegan a la cartelera española con 'El joven Ahmed' ('Le Jeune Ahmed', 2019).
Su estilo es reconocible a velocidad de crucero por un particular formalismo persecutorio, con cámara al hombro, narración elíptica y la continua búsqueda de equidistancia en sus comprometidos retratos sociales en una exploración estética que, en su última película, se mantiene pulcra pero sin novedad.
En esta ocasión, Jean-Pierre y Luc Dardenne se adentran en el germen del fundamentalismo islámico con la historia de un preadolescente adepto a las radicales enseñanzas de su imán que se embarcará en una cruzada contra la impureza de su profesora.
Con marcada distancia de aspiración verista, la habitual en la obra de los cineastas, el filme explora con acierto el influjo de la cotidianidad religiosa en el pequeño Ahmed, con una insistente repetición de los ritos de creencia musulmana -abluciones y oraciones, en su mayoría- y la ocupación física del espacio por parte del personaje.
De hecho, la fisicidad de su protagonista es, tal y como señala Luc Dardenne en una entrevista con Espinof en Madrid, una de las claves de la película: "Intentamos que la película se construya a través del cuerpo de Ahmed con las abluciones, los rezos o el cuchillo que esconde. Siempre rodamos su cuerpo y la relación de éste con su entorno: no puede tocar al perro, rechaza la caricia de la chica… El cuerpo es el límite de su espacio".
Así, el cuerpo del joven es una suerte de crisálida hermética, con un interior infantil anegado por la cobertura del fanatismo. 'El joven Ahmed' realiza un peculiar acercamiento al fenómeno del fundamentalismo, que el propio director nombra como "yihadismo de aproximación".
"La mezquita está cerca de su casa, la casa de la profesora también está en la misma zona… Queríamos hacer algo en mismo barrio, por lo tanto, es un asunto muy local. Vimos que al colocar al personaje en un ambiente así de cercano, la sensación sería aún más potente, más enigmática, más incomprensible", explica el cineasta.
Un atisbo de ruptura en la narrativa Dardenne
A pesar de que la mirada de los realizadores se aparta de todo juicio a ninguno de sus personajes, incluso a los más reprobables, la denuncia queda congelada por la frialdad de un relato protagonizado por un niño automatizado e incapaz de mostrar emoción más allá de su desenlace. Así, la construcción dramática de su protagonista, que bien podría recordar a 'Verano 1993' -con la evidente distancia entre ambas-, hace que el personaje parezca más un contenedor de influencias que una persona en formación: Ahmed ni siente ni padece, sólo actúa bajo credos maniqueos de un fundamentalismo atroz.
En este sentido, hay cierta ruptura en el hermetismo narrativo de los directores, tal y como señala Luc Dardenne: "Tras escribir el guión, nos dimos cuenta de que no podíamos cambiar la película. No podíamos hacer que el protagonista se encontrara con otro personaje, como solemos hacer. Su fanatismo es tan grande que es incapaz de ver a los que le rodean, está absorbido. De ahí el final de la película". Por tanto, 'El joven Ahmed' se aleja en este sentido de la filmografía de los cineastas, donde los protagonistas suelen encontrar cierto atisbo de redención en otros personajes que les ayudan.
Así se explicaría también el análisis del fenómeno según los directores: los niños no son sino receptores de estímulos externos que se forman en torno a su contexto, que absorben todo lo que tienen a su alrededor hasta terminar formando su propio carácter y personalidad. De ahí la importancia que tiene para Ahmed el tiempo que pasa en la granja, donde se siente atraído por la hija de los dueños, y su particular relación con los animales, que parecen funcionar como catalizadores de su psicopatía y equilibran su balanza entre la niñez y la barbarie.
Y aunque 'El joven Ahmed' acusa cierto agotamiento de la fórmula Dardenne, la puesta en escena de los directores es influencia capital en la portentosa 'La hija de un ladrón'. El debut de Belén Funes aúna las mismas tensiones que el depurado formalismo de los directores belgas, y mientras que los mecanismos de éstos últimos se resienten por la extenuante repetición de sus estrategias estéticas, la directora española encuentra en su brillante plano final el sostén que justifica la cámara al hombro como apuesta formal unificadora de denuncia de clase, precariedad e inusitado hallazgo candente.
El problema de la "cultura única"
Más allá de su última película, Luc Dardenne destaca la dificultad del arte y la cultura para encontrar su lugar en la formación académica. "La educación en las artes palidece, hay una cultura única plagada hacia el cine de acción o de Marvel. Y, ¿por qué no? Pero eso causa que haya menos diversidad que antes", destaca en líneas similares a las defendidas por Martin Scorsese. "Cuando se exhiben películas que no son blockbusters ni taquilleras, también funcionan, hay respuesta entre el público", recuerda el director en unas declaraciones refrendadas por fenómenos como 'Parásitos', Palma de Oro en Cannes y éxito unánime de público y crítica.
El director, preguntado sobre las incendiarias opiniones de Robert McKee respecto a la autoría cinematográfica, que para el gurú estadounidense recae en los escritores, afirma entre risas que hace estas declaraciones "porque es guionista". Eso sí, el realizador matiza: "Es cierto que con las series, los guionistas son mucho más importantes. Si Tarantino, David Lynch o Jane Campion hacen una serie, es distinto, pero en las series no hay una marca, los que importan son los guionistas".
De hecho, el realizador también señala el desprecio al guión en el cine europeo. "El cine de la Nouvelle Vague presumía de ser un 'cine sin guión', pero Truffaut cuidaba muchísimo este aspecto. Él transgredió las reglas porque las conocía muy bien", destaca. Eso sí, a pesar de que la balanza se ha equilibrado en los últimos tiempos, Luc Dardenne lo tiene claro: "En el cine, la importancia del director sigue siendo indiscutible".
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Usuario desactivado
Me preocupa también la marcha de la industria, pero creo que es injusto y demasiado fácil señalar a Disney y las películas de superhéroes. No hay más que analizar cómo estaba el panorama en 2008 cuando apareció la primera Iron Man. Disney sencillamente vio una vía para funcionar y lo hizo espectacularmente bien, pero la crisis del cine ya venía de antes. Todo lo que vemos ahora es la consecuencia, no la causa.
Undersky
...y de secuelas
mangafan001
Qué fácil es atacar a los super heroes y demás cuándo tu película no recauda lo que esperas. Creo que hay que tener espacio para todo y hay que respetar a quien le todas las cosas.
lucarpa
Que absurdo y violento lo que dice Luc Lardenne
"Cultura única" no es un género, dos o tres, sino que la fuente de todas las creaciones artísticas de comunicación salgan del mismo lado y ahí si es cultura única y si existe, solo es cuestión de prestar atención a los realizadores de cada film y la mayoría de los que intervienen en ese proyecto en los primeros planos, lo mismo en TV, publicaciones de libros, quienes escriben en diarios y revistas, los que mayoritariamente tienen voz en las radios, todo esto no en un lugar, en todo el mundo son los mismos, eso es cultura unica dominante en occidente.
Que es lo que esta jodiendo con el generó acción o de superhéroes??? que muchos saltan??
Que en esos géneros es difícil instalar miedos en las sociedades??
Que personajes buscan justicia de manera heroica y resulta que países dormidos socialmente de repente se revelan ante la injusticia padecida eternamente??? (como Chile por ejemplo entre otros y no se lo atribuyo al género puntualmente pero casualmente varios son los países que siempre padecieron injusticia social en forma pasiva y se levantaron, otros hicieron paros grales como nunca, el mundo hoy se lo ve en sus distintas fracciones reclamar derechos que antes no, y como nunca se ve explicita la puja estre esto nuevo y lo conservador que quiere mantener el status quo, ellos disponen del poder económico y los medios para influenciar)
Miles y miles de películas donde nos muestran el honor de un soldado que invade un país y mata ciudadanos del país invadido nunca nadie dijo nada.
Miles y miles de películas de terror pedorras que no dejan nada de nada de nada siquiera son mediocres películas y algunas tienen éxito por superar un grado de bizarrez que excede al género (Evil dead)
Películas de mafias que no tocan al poder real, que no hablan prácticamente del estado ni su rol activo con ellas, que instalan eso de no retobarse con poderes establecidos porque sos boleta.
Dramas que trabajan en la instalación de la frustración social, del no futuro, del estancamiento y el conformismo, en ciertas regiones enfatiza sobre la marginalidad, la delincuencia, el narcotráfico, etc, pero en otras la admiración a la realeza y las clases altas, o vemos de hollywood a un policía entrar a su casa que en otros países serían casas de personas muy acomodadas económicamente y así pueblos enteros admirar al país dominante en su calidad de vida, que después tiene otra para su pueblo pero que rara vez es reflejada .
"cultura única" sobre un género en cine, que linda manera de explicitar la tergiversación de conceptos
Probablemente un mal leído entendera que pienso que el genero de superhéroes es algo revolucionario socialmente, jajaja NOoooo ni a palos, mi comentario radica en la falacia de catalogar a un genero, el que sea, como cultura única, cuando es el origen no lo que vuelcan