Hace tiempo que de tanto en tanto me acordaba de Juliette Lewis, y me preguntaba ¿Qué habrá sido de esta chica? Cinematográficamente hablando, por supuesto.
Al fin tengo la respuesta, según ha declarado en una entrevista al medio británico Teletext, que recoge Dark Horizons, nunca estuvo enamorada del cine y la música le parece una expresión creativa más completa, por lo que ha decidido abandonar su carrera de actriz, para dedicarse por entero a su grupo Juliette and The Licks, que al parecer la colma de satisfacciones.
Para no ser lo suyo, como dice ahora, Juliette protagonizó una gran cantidad de películas en la década de los noventa, en las que los papeles de colgada se sucedieron en varias ocasiones. Aunque la verdad es que los representaba estupendamente, o por lo menos a mí me encantaba verla dar vida a mujeres como Marolly Knox en Asesinos Natos, repletas de sensualidad y demencia a partes iguales.
Pero no fueron estos sus únicos trabajos, también demostró ser apta para diversos registros en Maridos y Mujeres, ¿A quién ama Gilbert Grape?, Aprendiendo a vivir o como la tímida adolescente de El Cabo del Miedo con la que se dio a conocer, y que dejó escenas para el recuerdo como la que citan en Las Horas Perdidas, en la que ejerce de Lolita espontanea seducida por un sádico Robert de Niro.
Poco tienen que ver estas, por aquel entonces, prometedoras imágenes, con las de sus conciertos actuales. Me parece que en ocasiones es mejor quedarse con las dudas, en lugar de resolverlas.
Vía | Las Horas Perdidas