Hace unos años, Hollywood miraba a China no tan de reojo cada vez que estrenaba una de sus grandes apuestas. Por aquél entonces, el funcionamiento en taquilla y la rentabilidad de las producciones made in USA estaba estrechamente ligado a su recepción por parte del público del gigante asiático; una relación que hizo a los estudios estadounidenses moldear su producto a gusto del mercado y el gobierno chinos, incluyendo cesiones ante la censura, estrategias de product placement y decisiones de casting.
Sin ir más lejos, en el año 2012, siete de las diez películas más taquilleras del curso cinematográfico estrenadas en China llegaron del país de las barras y estrellas, impulsando la inversión local en producto yanqui. Pero este escenario ha cambiado drásticamente hasta llegar a un 2023 en el que los dos grandes éxitos occidentales 'Barbie' y 'Oppenheimer' se han quedado fuera ya no del Top 10, sino del Top 30 del box office chino.
Cambio de paradigma
De los 1.445 millones recaudados por la película de Greta Gerwig y los 957 por la de Christopher Nolan en todo el mundo, únicamente 35 millones y 61 millones salieron de los cines de China. Un dato que resulta aún más llamativo cuando conocemos que, para ver la película estadounidense mejor posicionada en el ranking tenemos que descender hasta el puesto número 12, donde 'Fast X' asoma la cabeza discretamente con 139 millones de dólares.
Esto cobra aún más sentido gracias a este dato: la taquilla china de 2023, estimada en 7.730 millones de dólares, estuvo dominada por las producciones locales, que se adueñaron del 84% de la recaudación frente al discreto 16% de las producciones importadas. Cerca de 6.500 millones del total se quedaron en la industria del país productor, cuyos dos grandes éxitos fueron 'Full River Red' y 'The Wandering Earth 2', que superaron la barrera de los 4.000 millones de yuanes —560 millones de dólares— cada uno.
Los motivos que podrían justificar esta deriva radican en buena parte, y como no podría ser menos, en las cuestiones políticas. Las crecientes tensiones entre los gobiernos de China y Estados Unidos se tradujeron en una inyección de líquido en la industria del país asiático y en una mejora sustancial a nivel tecnológico de sus compañías de producción; algo que ha permitido moldear productos para el público autóctono, tanto a nivel cinematográfico como ideológico, y ahí están largometrajes como 'La batalla del lago Changjin' para ejemplificarlo.
La compañía Maoyan Entertainment, centrada en los campos del ticketing y el entretenimiento online, explicó de este modo la situación —vía Variety—.
"El mercado cinematográfico [chino] experimentó cambios en cuanto a contenido, audiencia y promoción. Se acogieron películas diversificadas por el mercado, con éxitos en géneros como el histórico, la ciencia ficción y la fantasía. El público joven buscaba nuevos contenidos y temas novedosos. Los espectadores masculinos fueron el principal público para películas de acción importadas, mientras que el público femenino tendió a elegir películas familiares animadas de padres e hijos y cintas centradas en temas de mujeres. El público joven mostraba más disposición a pagar por películas con ambientaciones creativas y temas novedosos".
Está claro que los tiempos han cambiado, lo cual va más allá de la guerra entre plataformas de streaming y entre estas y las salas de cine. Los estándares que sostenían la industria han vuelto a cambiar a nivel internacional, y ahora sólo queda comprobar cómo Hollywood reacciona al nuevo status quo.
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