Qué es la "cárcel de directores", la broma cinéfila que revela la tragedia creativa en la que se está convirtiendo Hollywood

Damien Chazelle recibe la condicional con su nueva película, pero más le vale hacerla bien

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Con el anuncio de la nueva película carcelaria de Damien Chazelle, aún sin título, las redes han empezado a bromear con el mismo chiste. El director que está en la “cárcel de directores” vuelve tras el sonado fracaso de Babylon con una película de cárceles. Pero, ¿qué significa esto? Y lo más importante: ¿es algo más que un chiste?

La “director’s jail” (también llamada “movie jail”) es un término que lleva ya años rondando círculos cinéfilos y de industria. Se apunta que pudo originarse en los 90, con algunos usuarios en la red diciendo que lo recuerdan escrito en una revista Premiere del 1992 con respecto a cómo 'Ellas dan el golpe' podría sacar de la “movie jail” a Tom Hanks. Otros recordando haber escuchado a Robert Rodriguez bromear con ir a la “movie jail” si no era capaz de hacer de George Clooney una estrella, y otros apuntando a una vieja conversación en la que Tarantino criticó la película 'Juego de patriotas' en 1995 diciendo: “en el momento en el que te cargas al malo haciendo que se caiga y se dé con algo, deberías ir a la “movie jail, totalmente”.

La “cárcel de directores”, por tanto, es ese término que ha ido evolucionando hasta referirse al sitio metafórico al que los estudios mandan a los directores cuando hacen algo que no funciona, sobre todo en taquilla. En los últimos años hemos visto esto especialmente en jóvenes directores que se enfrentan a sus primeros grandes proyectos tras una carrera indie y la pifian. Fue el caso de Josh Trank, al que aún Hollywood no le ha perdonado de sus desastrosos '4 Fantásticos', o de Karyn Kusama, a la que le costó seis años recuperarse de 'Jennifer's Body' con la fantástica 'The Invitation'.

Pero el caso también ocurre, de forma habitual, al contrario. Directores que han tenido éxito con sus películas anteriores, que ahora se atreven con una película más arriesgada o personal de la cuenta. Hollywood estaba muy satisfecha con ‘It Follows’ de David Robert Mitchell, pero el director no ha resurgido hasta hace muy poco de su sentencia tras el fracaso de su infravalorada segunda película ‘Lo que esconde Silver Lake’ en 2018. Para Damien Chazelle, ni 'La La Land' le ha podido salvar de 'Babylon'.

La conclusión es la misma en cualquier caso: Hollywood no perdona fracasos ni, sobre todo, excesos de experimentación.

Tirando por lo seguro

Silver Lake

Los directores establecidos tampoco están exentos de esto. Está en boca de todos lo difícil que le está siendo a Coppola conseguir financiación para su 'Megalópolis'. Martin Scorsese tuvo problemas similares con 'The Irishman' y tuvo que huir a Netflix para financiar su película. Un movimiento que, de cualquier manera, tampoco es seguro de nada. David Lynch, quien ya encontrara su casa en Netflix con experimentos como su cortometraje 'What Did Jack Do?', tiene también ahora que buscar un nuevo hogar para su nueva película.

Mientras, secuelas de sagas establecidas de todo los tipos, tamaños y colores se estrenan sin problemas. En la que es una tendencia cada vez más preocupante, a los estudios cada vez les cuesta más arriesgar si no saben que algo ha funcionado antes, y los retazos de experimentación cada vez más se ven casi exclusivamente dentro de estos márgenes, con desastres como 'Madame Web' o 'Morbius' que estuvo esta última, recordemos, hasta dos veces en el cine.

El cine es al final también una industria, y es un choque constante entre arte y mercado en gran medida necesario. Pero esta falta de riesgos supone un muro con el que directores, tanto primerizos como establecidos, no paran de toparse. James Gray habló sobre esto en una entrevista cuando le preguntaron sobre el estado actual del cine frente a las intenciones de los directores.

"Creo que el mundo del cine cometió un error crítico, y en realidad no es un error reciente, pero sí un gran error, en pensar en esto como: 'esta película no hizo una tonelada de dinero, por lo tanto no hacemos esa película. Esta película va a ganar mucho dinero, así que la hacemos'. Una ecuación de hoja de cálculo muy estricta. (..) Cuando haces películas que sólo hacen una tonelada de dinero y sólo un tipo de película, empiezas a sacar a un gran segmento de la población del hábito de ir al cine. Y entonces empiezas a eliminar la importancia de las películas culturalmente. Cuando tienes tan en cuenta las ganancias trimestrales; pierdes la visión a gran escala".

De momento, no existe jocosamente el término “studio's jail”, pero muy seguramente todos estos directores querrían inventarlo.

Foto: Everett, Gtres

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