Hace ya dos años y medio que os hablé de una muy maja película de terror titulada 'The City of the Dead' (id, John Moxey, 1960) —podeís encontrarla editada en DVD bajo el aparatoso y equívoco título de 'El hotel del terror'—, film que influyó poderosamente en el cine de terror posterior hasta límites realmente insospechados. Además era una de las primera cintas que produjo la productora británica Amicus antes de que fuera conocida con tal nombre. La historia estaba escrita por Milton Subotsky, que al lado de Robert Bloch fue uno de los escritores que más se prodigaron en los trabajos de la productora que a fines de los 60 y parte de los 70 supuso la principal competidora de la mítica Hammer. El director de la que hoy nos ocupa, 'Condenados de ultratumba' ('Tales from the Crypt', 1972) Freddie Francis trabajó para ambas con resultados desiguales.
De hecho, si tuviéramos que resaltar aquello en lo que destacó Francis es indudablemente sus trabajos de fotografía para realizadores como Jack Clayton —'Suspense' ('The Innocents', Jack Clayton, 1960)—, Scorsese —'El cabo del miedo' ('Cape Fear', 1991), o Lynch —'Una historia verdadera' ('The Straight Story', 1999), su último trabajo en dicho campo—, entre otros. Como director realizó una más que interesante trilogía de terror psicológico para la Hammer con guiones del gran Jimmy Sangster, pero irremediablemente fue a menos y terminó haciendo films de episodios que se pusieron muy de moda en aquellos años, sobre todo en la Amicus. Al lado de realizadores como Roy Ward Baker, que también hizo la mayoría de sus mejores trabajos para la Hammer, Francis eligió adaptar la serie de comics 'Tales from the Crypt' y 'The Vault of Horror', de estruendoso éxito en su momento.
De hecho los conocidos comics sirvieron también para realizar una conocida serie de televisión de finales de los 80 y principios de los 90 producida por nada menos que Walter Hill, David Giler, Richard Donner, Joel Silver y Robert Zemeckis. Precisamente este último ha declarado que 'Condenados de ultratumba' es una de sus películas favoritas, y que suele verla en la noche de Halloween. El haberlo incluido en este especial no significa que el film sea malo y a mí me dé por defenderlo, sino por el hecho de resumir perfectamente las intenciones que la Amicus tenía al presentar este tipo de películas, la de entretener por encima de todas las cosas a través de relatos de miedo o terror, algunos de ellos bastante truculentos.
Precisamente el disfrute de una película como 'Condenados de ultratumba' —título que por cierto es un spoiler como una casa— se encuentra en la imaginación puesta por un escritor como Subotsky en cada uno de los relatos adaptados. No hay en ellos decisiones de puesta en escena que llamen la atención o interpretaciones destacables —a excepción de la de Peter Cushing—, lo que hay son ideas delirantes sobre todo aquello que nos produce temor, escarbando un poco en los miedos ancestrales, y optando por vez primera en el cine por introducir elementos brutales y sanguinolientos con los que adornar muy efectivamente el film. Si nos fijamos en el último relato, de una dureza increíble, el calvario al que es sometido el protagonista por los ciegos que protestan por un mejor cuidado, anticipa en cierto modo toda la moda actual de películas como 'Saw' y similares.
El episodio protagonizado por Joan Collins, en el que se comete un crimen muy difícil de ocultar, destaca por su pervertida visión del mito de Papa Noel, y el detalle de la niña. El segundo no sólo es ridículo, sino que juega con el tan manido recurso de la cámara subjetiva estropeando todo impacto —al menos, visto el film hoy día, que hay que señalar el dato de que esta es una de esas películas a las que el paso del tiempo afecta lo suyo—. El tercero es tal vez el más emotivo, con un Peter Cushing reviviendo, por decisión propia, la triste experiencia de perder a su mujer —el actor estaba profundamente deprimido y aún así demostró una enorme profesionalidad al aceptar el papel de un viudo—. El cuarto tiene una conclusión terrorífica —estar vivo eternamente y sufriendo—, aunque posee un fallo argumental de órdago y que tiene que ver con tres deseos que se convierten en una pesadilla. Y por último, el más atractivo de todos, aquel en el que un grupo de ciegos toman el poder de la residencia en la que se encuentran por culpa de su tiránico jefe.
Así pues, y sin llegar al nivel de la estupenda 'Refugio macabro' ('Asylum', Roy Ward Baker, 1972), 'Cuentos de ultratumba' sirve para divertirse, repito, divertirse, con cuentos en los que el miedo es el protagonista central. Y con un maestro de ceremonias de la talla de Ralph Richardson, que hizo su papel en un día.
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