'El Viento que Agita la Cebada' fue la ganadora del último Festival de Cannes, y paradójicamente es la película de Ken Loach que menos repercusión está teniendo. Parece ser que ciertos sectores (tal vez políticos, tal vez no) están haciendo todo lo posible para que este film no se distribuya demasiado ya que dicen que no deja bien al Gobierno británico. Habría que preguntarles a esos sin han visto la película, de hecho habría que preguntarles si ven películas y si saben lo que son. Ir al cine a ver un film de Ken Loach no es fácil, y no me refiero a que tengas que salir de casa, coger un medio de transporte o ir a pie, llegar al cine, quitar tu entrada y entrar en la sala (a veces, para algunos eso es una tarea de lo más difícil). No, me refiero a que el cine de Loach siempre ha sido difícil, duro de aguantar, poniendo el dedo en la llaga y revolviendo nuestras conciencias hasta límites insospechados. Algunas veces se ha lucido, y otras no ha interesado ni lo más mínimo, pero siempre ha habido alguien que no se ha quedado indiferente. En su nueva película no se queda atrás, y tras hurgar un poco en los inicios del IRA, nos narra una historia sobre la lealtad, la traición, las ideas, la guerra y nos brinda alguna que otra secuencia en verdad inaguantable. Muchos serán los que retiren su mirada de la pantalla.
'The Wind That Shakes the Barley' es el título original de la película, y también el de un estupendo tema tradicional irlandés que muchos grupos folk han versionado y aunque éste no aparece en el film, sí se deja oir alguna que otra tonada celta. Una de las mejores músicas del mundo adornan una historia sobre un pequeño pueblo irlandés a principios del siglo XX, y en el que un grupo de lugareños se rebelan contra el ejército británico, el cual no hace más que abusar de su poder. Dos hermanos inseparables se pondrán al frente de un pequeño ejército de rebeldes.
Loach dirige con su habitual estilo y no se anda con rodeos. Siempre directo en sus propuestas, nos sumerje de lleno en una historia con la que nos atrapa desde el primer momento, aunque sus primeras imágenes sean las de un encuentro deportivo amistoso y que nos transmiten un poco de paz y tranquilidad. Algo que enseguida se rompe, y de la manera más brusca, para cogernos desprevenidos. Y así hasta el final de la película, a través de un camino difícil de recorrer. Puede que Loach haya sido demasiado duro, y sin embargo yo pienso que es el Loach de siempre, polémico, y siempre hiriente. Su sencilla narración se encuentra sacudida por sus continuos golpes de efecto, escenas dificiles de olvidar por su crudeza. Y no señalo esto como un defecto, sino todo lo contrario.
Pero es la manera que Loach tiene de agitar nuestras conciencias, de hacernos pensar mientras nos pone incómodos y nos hace revolvernos en la butaca. Quizá de otro modo no se pueda, quizá las bonitas palabras y las bellas imágenes (que las hay) no tengan cabida en este film, ya que tal vez no le prestáramos la misma atención. Un tema duro tratado de forma dura. Parece lógico, y desde luego es efectivo, y mucho. Pero es que Loach además no sólo consigue concienzarnos. Además nos brinda un film de lo más entretenido y con grandes momentos de buen cine, cosa por otro lado habitual en su filmografía.
El guión nos lleva por una historia siempre sencilla en la que se habla sobre todo de amor y de ideales, y de cómo esos ideales pueden ponerse por encima del amor, cualquier tipo de amor, ya sea en una pareja o el amor familiar, o el amor entre amigos. En ese aspecto el film no se anda por las ramas, nos sacude una y otra vez y hace que nos preguntemos lo que uno de los protagonistas pregunta más de una vez, si realmente merece la pena no humillarse jamás, aunque para eso haya que matar o dejarse matar. Aunque esto suena a barbaridad, en el contexto del film todo está bastante bien explicado y no hay nada que suene a gratuito o que resulte forzado. Algunos dirán que sí es gratuita cierta secuencia en la que se ve una tortura. Realmente es durísima, pero más dura me parece aquella en la que se realiza una ejecución y el que va a morir no le deja nada escrito a su madre porque no sabe qué poner y ella no sabe leer. Dicha secuencia, que no desvelaré más de lo debido, sí que nos conmueve y nos somete a un dilema moral del que no podemos escapar. Y es que Loach siempre se las ingenia para que de una forma u otra tomemos partido en lo que nos está contando.
Tal y como dije en la radio, el director cuenta con un excelente raparto al frente del cual brilla con luz propia Cillian Murphy, quien prácticamente carga con todo el peso del film, y lo hace estupendamente. Murphy empieza a ser uno de esos actores que pueden bordar cualquier papel, sea del tipo que sea. Puede que el film se entretenga demasiado con su personaje descuidando un poco algún otro también muy interesante que hubiera aportado si cabe más fuerza a una película que ya tiene mucha. Puede también que sea una película demasiado larga, sobre todo en su parte final en la que algún personaje ha cambiado sus cartas. Pesa en su último tramo un metraje un pelín excesivo, aunque nunca para empeñar lo buena película que es.
En Blogdecine | Crítica de 'El Viento que Agita la Cebada' por Beatriz Pérez-Moreno