Que Marvel pasa por un momento especialmente delicado es algo que nadie pone en duda a estas alturas. Tras cerrar un ciclo por todo lo alto con 'Vengadores: Endgame', su universo cinematográfico ha ido perdiendo el favor de parte del público, tocando fondo con el enorme fracaso de 'The Marvels'. Eso ha obligado a que Kevin Feige y los suyos se tengan que replantear el futuro, pero antes tenían una baza inmejorable con 'Deadpool y Lobezno'.
Ya no es que solamente sea la película en la que el mercenarios bocazas interpretado por Ryan Reynolds da el salto al MCU, es que además supone el regreso de Hugh Jackman siete años de esa inmejorable despedida para Lobezno que fue 'Logan'. Es evidente que 'Deadpool y Lobezno' estaba destinada a arrasar incluso si fuese un desastre sin paliativos, pero es que además es un grandísimo entretenimiento a poco que conectes con el humor característico de esta saga. Eso sí, si ya antes te resultaba irritante, prepárate para una dosis aún mayor.
Fiel a sí misma
Seamos claros, 'Deadpool y Lobezno' no es una película para tomarse nada en serio, por lo que incluso esa amenaza que se cierne sobre el universo de su protagonista no es más que una excusa para que Reynolds y Jackman unan fuerzas en un espectáculo con una generosa dosis de sangre y palabrotas, una cantidad aún mayor de violencia y tal arsenal de gags que es directamente imposible que ninguno te haga gracia. En mi caso mee reí con muchísimos más de aquellos que me dejaron un tanto indiferente.
Partiendo de esa base, la película dirigida por Shawn Levy no podría ir más de frente. Esa autoconsciente puede llegar a resultar excesiva -la cantidad de dardos lanzados tanto a Disney como a Fox nos recuerdan constantemente que lo que estamos viendo no deja de ser una broma colosal-, pero a su manera funciona para evitar que 'Deadpool y Lobezno' se sienta como otra adición más a esa apuesta por el multiverso de Marvel que hasta ahora no ha terminado de enganchar al público tanto como esperaba el estudio.
Incluso la enorme cantidad de apariciones especiales -hasta tiene la que más me ha sorprendido de toda la historia de Marvel- apunta en esa dirección, llegando incluso a hacerse con el control de la siempre ansiada escena postcréditos. Sí es cierto que hace falta ver otras películas para entenderlo bien, pero todas ellas pertenecen al ya desaparecido universo de superhéroes de Fox y aquí el objetivo no es tanto seguir plantando semillas de cara al futuro. Lo importante aquí es que los dos protagonistas vivan una aventura que a su manera funciona mucho más a modo de cierre que cualquier otra cosa.
Todo eso lleva a que cualquier tipo de componente de tensión nunca termine de despegar -o que haya un error de continuidad muy gordo con respecto a 'Logan'-. Pienso por ejemplo en la villana interpretada por una Emma Corrin bastante acertada en su trabajo, pero el material que tiene entre manos es tan endeble que por ahí no hay mucho que rascas. Y es que su presencia también queda reducida a ser otro complemente más en las brutales andanzas de Deadpool y Lobezno. Mejor parado sale Matthew Macfadyen en un personaje que no deja de ser una caricatura de su Tom en 'Successión'.
Todavía recuerdo que en los títulos de crédito de la primera entrega se calificaba de héroes a los guionistas, pues las aventuras de Deadpool en la gran pantalla viven y mueren en la gracia que te haga el repertorio de bromas de su protagonista. Yo reconozco que esa táctica me cansó un poco en 'Deadpool 2', pero aquí el contrapunto entre Reynolds y Jackman funciona a la perfección, con la continua sucesión de cameos como algo que impulsa la historia hacia delante -aunque justo sea destacar alguna pequeña decepción como el regreso de Tyler Mane como Dientes de Sable-.
Además, no me olvido de que el arco de personaje de Jackman guarda cierta similitudes con el de 'Logan', pero el enfoque es diferente, pues en la película de James Mangold reinaba siempre un aura de pesimismo y de derrota inevitable, mientras que aquí ese dolor interior se canaliza de otra forma, recurriendo de forma muy habitual a la violencia como válvula de escape para esa frustración vital. Para mí funciona de maravilla.
Por lo demás, tengo claro que Shawn Levy no era el mejor director para potenciar visualmente 'Deadpool y Lobezno'. No es que sea un mal realizador, pero sí que tiende demasiado a lo meramente funcional, algo que en este caso es insuficiente. Con todo, las escenas de combate tienen mayor brío que en otras aventuras de Marvel, seguramente porque esa calificación R le permite muchas más libertades, y el resto del tiempo pues ahí está sin molestar demasiado. Y es que aquí el verdadero autor de la película es un Ryan Reynolds sin el que, para bien o para mal, está franquicia no tendría sentido alguno.
Con todo, la auténtica clave al final es que 'Deadpool y Lobezno' tiene un claro toque de parodia que sirve para desmitificar un poco el Universo Cinematográfico de Marvel. La cuestión es que todo apunta a que será un pequeño oasis y no el nuevo camino a seguir, pero bueno, no adelantemos acontecimientos y a ver con qué nos sorprende 'Capitán América 4' en febrero del año que viene.
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