Como si 'Succession' fuera una telenovela turca. Wong Kar-Wai ha vuelto con una serie y tiene los tics de su cine, pero no la esencia

Como si 'Succession' fuera una telenovela turca. Wong Kar-Wai ha vuelto con una serie y tiene los tics de su cine, pero no la esencia

'Blossoms Shanghai' explora el crecimiento económico de la ciudad natal del director con recursos reconocibles, pero textura inusual

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Blossoms Shaghai 2025 Wong Kar Wai
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Pedro Gallego

Editor

Ya nos había acostumbrado a largos periodos de tiempo de espera entre obras suyas, acostumbrado a largos procesos de rodaje y edición que parecían búsquedas del tesoro prolongadas, pero más de una década sin Wong Kar-Wai es demasiado para quien ama el cine. El director chino ha creado las grandes experiencias emocionales de las últimas décadas a través de un estilo cinematográfico sensorial, gestual y elusivo, rozando lo poético en la mayoría de ocasiones.

Incluso una película de acción como ‘The Grandmaster’ terminaba preñada de esa literatura de la emoción interna, convirtiéndola en un viaje tan especial como distinguible. Sus recursos visuales habituales, como la distorsión lenta de la imagen o los impresionantes ángulos de cámara que capturan todos los colores posibles, le vuelven un gran artesano de la imagen, pero cómo aprovecha todo eso para revelar el tormento interno de sus protagonistas es lo que le ha vuelto un cineasta esencial. Que haya regresado tras todo este tiempo, incluso en formato televisivo, era una noticia para celebrar por lo más alto.

Una ciudad floreciente

Pero ahora que tenemos ‘Blossoms Shanghai’ entre nosotros gracias al estreno en Filmin, debidamente dosificado en tandas de cinco episodios, la euforia inicial ha terminado enrarecida. Compuesta por 30 episodios (aunque este verano sólo disfrutaremos de la mitad, estrenándose la siguiente de cara al invierno), la serie es la enésima exploración de su ciudad natal a través del ejercicio de época, conectando con obras previas como ‘Deseando amar’ y ‘2046’, pero el resultado se aprecia de manera muy diferente.

En la citada ciudad de Shanghai, durante la década de los noventa, se empieza a experimentar un crecimiento económico potente gracias a las nueva oportunidades que proporciona la última reforma del gobierno, el conocido como Milagro Chino. En este contexto asciende Ah Bao, que pasa de hombre ordinario a prominente hombre de negocios con el apoyo de su tío Ye, Ling Zi la propietaria del Night Tokyo y la señorita Wang, que trabaja en comercio exterior. Sin embargo su gran empresa corre riesgo con la llegada de una misteriosa mujer que abre el negocio El Gran Lisboa.

La historia fue todo un fenómeno en la televisión china, aprovechando el fervor nacionalista que claramente tiene interés en ver la historia de su florecer económico contada con tintes de ‘El Gran Gatsby’. Viéndola aquí es complicado no pensar también en otra referencia occidental como puede ser ‘Succession’, con esa manera de entrelazar los negocios y lo personal que roza lo familiar pero, sobre todo, por una música de créditos que parece una réplica del icónico tema de la serie de HBO.

‘Blossoms Shanghai’: un cambio inusual

Blossoms Shaghai 2025

‘Succession’ en manos de Wong Kar-Wai suena a experimento apetecible, pero la serie no tarda en mostrarle que se encuentra un poco fuera de su elemento. La estructura y desarrollo de las diferentes tramas caen en melodramatismos más propios de la televisión de sobremesa, en lugar de los sensibles toques que son propios de su cine. Que se desarrollen con volantazos y con una celeridad que impida reposar los momentos y los personajes acentúan un poco más la sensación de estar viendo una telenovela de usar y tirar.

Esto se puede entender viendo que Wong no firma los guiones, y que su habitual manera de trabajar (sin guion y permitiéndose encontrar la historia a través de improvisar con sus actores) es casi imposible de realizar en un contexto televisivo, menos uno de 30 episodios. La dirección y el tono, incluso aunque presentan esos recursos estilísticos tan reconocibles, también acaban empleados de manera apresurada hasta el punto de parecer caprichosos, perdiendo esa textura especial. Tampoco hay demasiado espacio para explorar ideas profundas que suelen estar presentes en su cine, como la soledad, la búsqueda de conexión o la contención de las emociones.

No cabe duda de que entrar a ‘Blossoms Shanghai’, especialmente cuando repasas la obra previa del director y la tienes especialmente fresca, es todo un shock del que es difícil reponerse. Poco a poco uno se va haciendo al ritmo y el tono que propone la serie, aunque los propios personajes resultan demasiado desiguales para pensar en intentar llegar hasta el final del viaje con ellos. Y es casi fundamental dada la escala tan amplia que tiene la obra, que aunque resulta increíblemente lujosa no termina de invitar a sentirse confortable en ella.

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