El pasado mes de Septiembre, la distribuidora Llamentol inauguró una pequeña colección de títulos de ciencia ficción, sacando cinco títulos considerados de culto y que todo amante de la ciencia ficción comprará encantado. 'Con Destino a la Luna' es probablemente el más famoso de todos ellos, y a éste le siguen 'Los Invasores de Otros Mundos' de Sherman A. Rose, 'La Bestia de la Cueva Maldita' de Monte Hellman, 'La Mujer Avispa' del gran Roger Corman, y 'El Carnaval de las Almas', considerada por muchos una joya del cine fantástico. ¿Problemas de estas ediciones? Sólo uno, no vienen subtítulos en español, de hecho no traen subtítulos en ningún idioma, asi que muchos amantes de las versiones originales tiene que fastidiarse y verlas dobladas.
'Con Destino a la Luna' narra como en plena Guerra Fría, los americanos quieren llegar los primeros a la Luna, por lo que un grupo de científicos y empresarios se ponen manos a la obra, después de sospechar que una reciente prueba secreta con un cohete ha fracasado por un posible sabotaje. No hay mucho más.
Y es que uno de los principales defectos de esta película es la enorme pobreza de su historia, alarmantemente esquemática, en unos tiempos, 1950, en los que eso no era lo normal. El film puede resumirse en que unos tipos construyen un cohete, se van a la Luna de paseo, y vuelven. Cierto que por el medio vemos todos los estudios y teorías que se presentan por parte de los personajes para realizar ese viaje hacia lo desconocido, pero tanta verborrea termina cansando un poco, y el film, tratándose de una película de ciencia ficción, demandaba más acción. Y con esto no me refiero a rayos láser, monstruos, ni nada por el estilo. Si no que debía haber sido un film un poco más movido.
De acuerdo que muchas de sus imágenes tiene un encanto que ya quisieran para sí muchas de las películas actuales, las cuales no podrán decir lo mismo dentro de 60 años. Y también posee unos efectos visuales verdaderamente deslumbrantes para la época, que además ganaron un merecido Oscar. Pero con eso no llega. La película tarda bastante en arrancar, y cuando lo hace sólo despega el cohete, porque lo que es la historia, nada de nada. Además, sus personajes no son nada interesantes, y salvo el hecho de que están bien interpretados por sus respectivos actores, no hay ninguno con carisma o que llame la atención por algo.
Su director, el artesano Irvin Pichel, hace lo que puede con el material que tiene en sus manos, que de aquella debió ser muy fascinante. Su puesta en escena es quizá lo mejor de la película, y sigue las pautas establecidas por el cine de ciencia ficcón de la época, sobre todo tratándose de una producción de George Pal, productor entre otras, de la muy superior en todos los aspectos, 'La Guerra de los Mundos' de Byron Haskin. No obstante, y para decepción de un servidor, amante de lo clásico, el paso del tiempo le ha hecho un daño enorme a esta película, envejeciendo muchísimo, algo que no le pasa a otras películas de aquellos años. Y es un envejecimiento sobre todo temático. Vale que en aquellos años la carrera espacial no había hecho más que empezar y todo esto sonaba a pura fantasía, pero hay algunos elementos que pecan de una ingenuidad escandalosa incluso para la época. Con esto me refiero a cierta explicación sobre el funcionamiento de los cohetes, protagonizada nada más y nada menos que por El Pájaro Loco, en una película que se les proyecta a los protagonistas. Es evidente que es una forma de acercarse al público infantil de aquellos años. Una treta parecida usó Spielberg en 'Parque Jurásico' con resultados igual de chirriantes.
Una floja película, a ratos bastante aburrida, que puede resultar interesante para los nostálgicos sin condición. El resto nos moveremos entre la ilusión de recordar viejos tiempos y la decepción de ver cómo, en películas como ésta, el paso del tiempo hace estragos sin compasión.