No falla. Es anunciarse el comienzo de la producción de uno de tantos remakes que nos llegan al cabo del año y correr presto a buscar la cinta original que, en el noventa por ciento de los casos, va a ser maltratada y malinterpretada para ofrecerla con un envoltorio renovado a las nuevas generaciones de cinéfilos. Debido a la superabundancia de títulos que nos llegan cada año no recuerde exactamente con cuál empecé, pero sí que, aplicado a la cinta que ocupa hoy nuestro tiempo en el ciclo de ciencia-ficción, lo muy decepcionante que fue asistir a los olvidables noventa minutos con los que Frank Oz revisionaba 'Las mujeres de Stepford' ('The Stepford Wives', Bryan Forbes, 1975).
Alterando por completo el responsable de la voz de Yoda y Paul Rudnick —el guionista del remake— los modos en los que se rodaba esta modesta producción a mediados de los setenta, lo que la cinta de Oz ofrecía era una comedieta de tres al cuarto con un Matthew Broderick histriónico y una Nicole Kidman que no le iba a la zaga. Pero donde la cinta resultaba más lamentable con respecto al producto original era en perder lo que mejor caracteriza a este raro ejemplo del género que es el filme dirigido por Bryan Forbes y protagonizado por Katharine Ross: su sutileza.
Dejando de lado lo que el remake no fue capaz de ofrecer y centrando el discurso en lo que sí podemos encontrar en la producción de 1975, llama la atención poderosamente que el hecho de enmarcar a 'Las mujeres de Stepford' en el género de ciencia-ficción se deba, única y exclusivamente a lo que el metraje desarrolla de forma explícita en sus últimos diez minutos. Hasta entonces, la trama se mueve por territorios muy ajenos al género, planteándose más como un drama ligero con ciertos tintes de intriga aún más livianos que nada presagian el cariz que tomarán los acontecimientos tocando el final.
'Las mujeres de Stepford', de rabiosa actualidad...cuarenta años después

Para quién no haya visto ni éste ni el remake, 'Las mujeres de Stepford' gira en torno a un matrimonio que, para alejarse del ruidoso y frenético ritmo de vida de La Gran Manzana, decide mudarse a un tranquilo y bucólico pueblo llamado Stepford. Una vez allí, y mientras él encuentra rápido acomodo en un club formado por todos los maridos de la población, ella comienza a fijarse en el extraño y mecánico comportamiento de algunas de las amas de casa del lugar, cortadas todas por el mismo patrón de obsesión por la limpieza, el hogar y la completa sumisión y atención a sus esposos.
Rodada por Forbes con una naturalidad que provoca que sus casi dos horas de metraje se pasen en un suspiro, la sutileza de la que hablaba más arriba se hace palpable desde el momento en que el personaje de Katharine Ross comienza a aprehenderse del extraño comportamiento de sus vecinas, instante que aprovecha para intentar organizar, con la ayuda de una amiga, la respuesta obvia al exclusivo club "sólo para hombres" al que ha entrado a formar parte su marido. Es entonces cuando comienzan a entreverse las lecturas críticas sobre la sociedad y el papel de la mujer en ella con las que se cargan las tintas del filme.
Unas lecturas que, como he comentado, juegan siempre dentro de un marco en el que se deja de mano del público el sacar las conclusiones que crea oportunas, huyendo de forma consciente de algo que el cine de hoy no consigue desprenderse: el darlo todo mascadito y, a ser posible, digerido. El que 'Las mujeres de Stepford' se aleje como lo hace de esa tendencia actual es algo nada ajeno al cine clásico que, desafortunadamente, se ha ido perdiendo con el paso de los años en aras de contentar a un respetable que pocas ganas tiene de pensar más de la cuenta cuando las luces de la sala se apagan.
Sin ser una cinta brillante en exceso en la que podamos apuntar a cualidades artísticas que relumbren por encima de otras, ya sean propias o ajenas —esto es, ya estemos haciendo referencia a este filme o a ejemplos coetáneos—, no deja de ser cierto que 'Las mujeres de Stepford' atesora en sus formas las mejores armas con las que sorprender al público en sus últimos minutos y, por supuesto, suscitar cierto debate tanto en torno al eterno machismo de la sociedad en la que vivimos, que no ha cambiado tanto en las últimas cuatro décadas, como al valor de la individualidad, un discurso de rabiosa actualidad que confiere a este modesto ejemplo del género una cualidad atemporal nada desdeñable.
Ver 10 comentarios
10 comentarios
marlon
Habrá entonces que revisionar el film, nos pondremos a ello.
Giskdan
Recomiendo el libro de Ira Levin (autor también de Rosmary's baby), mucho mejor que esta película (y por supuesto que del engendro de Frank Oz).
Jordi Tordera
Otra gran obra de la ciencia ficción que se me iba a escapar… quiero decir, que cegado por la aparición estelar de Nicole Kidman (a la que el otro día repasando clásicos de la niñez, la volví a ver en 'Los bicivoladores' (BMX Bandits,1983), una Nicole con 16 años, y con un fuerte acento australiano, como la producción), por Christopher Walken, y Matthew Broderick, al que no había visto desde 'Juegos de guerra' o 'Todo en un día', me tragué la versión del 2004, con la esperanza de ver una buena película de ciencia ficción. Y pensé: una buena historia mal contada, otra oportunidad desaprovechada. Pero ahora todo tiene sentido: me voy de cabeza a ver la versión original de 1975, y a que me dejen vuelvan a contar la historia como debería haber sido contada. A ver si puedo con esto borrar el mal sabor de boca que me dejó el intento de Frank Oz.
yussufjones
Un pequeño detalle, el título en castellano (por lo menos en españa) es 'Las esposas de Stepford'.
Saludos, y gracias por este peazo especial plagado de grandes clásicos.
MigueL
Estas peliculas del ciclo muchisimas son totalmente prescindibles. El otro dia vi 'la semilla del espacio' y menuda pedazo de mierda. Vale que muchos titulos hayan abstraido ideas de algunas de éstas pero vamos, como peliculas dejan bastante que desear.
No rescato desde que llevas con este especial mas de 4 o 5. Y ya grabarme alguna paso, ni una memorable o que roze el sobresaliente.
Una pérdida de tiempo hacer parada en más de una estación de este ciclo de ciencia ficción.