Aunque entre película y película, Paul Verhoeven siempre se ha tomado un par de años de tiempo, esta vez llevaba seis sin dirigir, concretamente desde que realizó la entretenida 'El Hombre sin RostroSombra' que pasó sin pena ni gloria por las carteleras y recibió bastantes varapalos críticos. Tanto es así que Verhoeven se piró a su tierra natal, Holanda, y allí, en coproducción con otros países europeos ha realizado una de las producciones más ambiciosas del reciente cine salido del viejo continente. Esta vez la crítica le ha tratado de maravilla, y lo cierto es que no es para menos. Nos encontramos ante uno de los mejores trabajos de su director, un film bélico y de espionaje dirigido con gran fuerza.
El argumento de 'El Libro Negro' es un argumento como las películas de antes. Una judía holandesa intenta sobrevivir como puede durante la Segunda Guerra Mundial. Después de presenciar cómo matan a su familia, se aliará con la resistencia y hará todo lo posible por combatir a lo nazis, aunque sea metiéndose en la cama de un alto mando.
Verhoven se permite el lujo de adornar la historia con detalles que en el cine de hace años no era posible, por la censura. Entre ellas nos encontramos con el sexo y con la violencia. Ambos tratados muy inteligentemente, tal y como demuestra su obra, salvo por la bochornosa 'Showgirls' donde todo era gratuito. Aquí todo tiene sentido, y si hay que mostrar a la protagonista tiñéndose el vello púbico, pues a mostrarlo, y no es una escena que moleste lo más mínimo, salvo a las mentes conservadoras y puritanas. Lo mismo sucede con la violencia, quizá más mostrada que el sexo. Verhoeven siempre ha sido un director cargado de violencia, y en una historia sobre el nazismo en plena Segunda Guerra Mundial, el director no se va a cortar ni lo más mínimo. Además es una violencia, que aparte de justificada, está mostrada de forma muy realista y directa, consiguiendo un mayor efecto.
El film es ante todo un film de aventuras de espionaje, lleno de acción y suspense donde el espectador se lo pasa de miedo, gracias a un ritmo extraordinaro, que no decae ni lo más mínimo durante sus 145 minutos de duración. Pero Verhoeven, quizá más inspirado que otras veces en el guión, se permite algunas denuncias, gracias a ciertos apuntes verdaderamente aprovechados con absoluta genialidad. Por ejemplo, su tratamiento en lo que respecta los buenos y los malos de un film de estas características. Aquí no existe tal diferencia, ni los buenos son todo lo buenos que debieran, ni los malos lo son tanto. En tiempos de guerra cualquiera puede llegar a cometer auténticas barbaridades, y aquí son mostradas de forma verdaderamente dura, tal y como debe ser. Atención a cierta humillación que los colaboracionistas nazis sufren a manos de sus compatriotas, o la crítica a la hipocresía de la religión en manos de un personaje que no mata porque es pecado, pero sí puede hacerlo en nombre de Dios. Son pequeños apuntes que añaden más calidad a un producto ya de por sí excelente, y que lo hacen más rico.
Otra de las sorpresas, de las gratas sorpresas que tiene la película, es la de sus excelentes intepretaciones de absolutamente todo el reparto sin excepción. Como reina absoluta se alza Carice Van Houten, actriz bellísima, con un aire a lo Cate Blanchett, que destila sensualidad y buen hacer a partes iguales. La actriz está fantástica en todos sus registros, y sabe adaptarse físicamente a todas las partes de la historia, con una facilidad asombrosa, ya que su personaje pasa por infinidad de situaciones, las cuales requieren un camaleonismo por parte de la actriz. A su lado, con una pefecta química entre ambos, el actor Sebastian Koch, que precisamente son compañeros en la vida real. Koch interpreta a un importante alto mando nazi, que no ve demasiado bien el matar a gente sólo porque sí. El actor también está extrordinario y consigue que el especatador empatize enseguida con él, a pesar de que pertenece al bando de los malos. Thom Hoffman, viejo amigo de Verhoeven, interpreta al tercero en discordia, perteneciente a la resistencia, un auténtico héroe para los suyos, y cuya presencia será importantísima en el devenir de la historia. El resto de secundarios, a la altura de los principales. Actores brillantísimos, que nada tienen que envidiar a las superestrellas hollywoodienses, ya que podrían pasar por una de ellas tranquilamente. Decir al respecto, que el film tiene aspecto europeo en cuanto a los decorados, la fotografía, etc, pero es totalmente americano en cuanto a la puesta en escena del director y a su forma de narrar.
Un película magnífica, otra maravilla en lo que va de año, que es muy poco, y es que todos los años siempre pasa lo mismo, a principios empiezan muy bien, para luego desinflarse estrepitosamente y recuperarse en el mes de Diciembre. Sea como fuere, estamos ante la que probablemente sea una de las mejores películas de este 2007, y que será muy difícil superar. Dejaos llevar por una relato lleno de emoción, y disfrutad como hacía tiempo que no se disfrutaba con este género tan de moda en los años 40, de la mano de un Raoul Walsh o un Henry Hathaway. Sus primeros diez minutos son un poco desconcertantes, debido a cierta celeridad en sus acontecimientos, pero luego levanta el vuelo, y ya se mantiene en alto hasta el final.
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